
Entre 1989 y 1990, solamente en el lapso de un año, la muerte de siete hombres, cuyos cuerpos fueron hallados en el bosque, acaparó los titulares en Estados Unidos, no sólo por la manera en la que habían acabado con sus vidas, también porque la responsable era una mujer. Se trataba de Aileen Wuornos, conocida como la primera asesina en serie. Aunque tras ser intervenida aseguró que no era una criminal, con el tiempo dio a conocer el motivo que la llevó a actuar de tal manera. Su declaración, no la eximió de cualquier culpa y menos librarse de la condena que le esperaba. En esta nota, averigua cómo murió.
Antes te comento que su historia fue llevada a la pantalla en un documental titulado “Aileen: La reina de las asesinas en serie”, que se encuentra disponible en Netflix.

LA MUERTE DE AILEEN WUORNOS
“La verdadera Aileen Wuornos no es una asesina serial… estaba tan perdida que me volví asesina”. Con estas palabras, la mujer trató de justificarse tras ser detenida por sus crímenes. Pese a que negó sus asesinatos alegando defensa propia, más adelante confesó, por lo que la justicia determinó sentenciarla a pena de muerte.
Su ejecución fue el 9 de octubre de 2002 mediante inyección letal en la prisión estatal de Florida. Se sabe que rechazó la última comida, que pudo haber sido cualquier cosa que pidiera por debajo de los 20 dólares, y en su lugar solicitó una taza de café.
Sus últimas palabras fueron: “Solo quiero decir que estoy navegando con el rock y regresaré como en el Día de la Independencia con Jesús, el 6 de junio, al igual que en la película, con grandes naves nodrizas y todo. Regresaré”.
Después de su ejecución, el cuerpo de Wuornos fue incinerado. Sus cenizas fueron enterradas en su ciudad natal de Rochester, en Míchigan.
De esta forma se puso fin a los días de Aileen, quien buscaba ser ejecutada; es más, en varias ocasiones aseguró que no tenía problemas mentales y estaba consciente de todo lo que había realizado, algo que volvería a hacer si salía de la cárcel. Para ella, la única opción era que acabaran con sus días, pues no soportaba la idea de pasar el resto de sus días tras las rejas.







