
Cada temporada de impuestos, la historia se repite en todo Estados Unidos: padres y madres inmigrantes que se levantan temprano, trabajan en fábricas, restaurantes, construcción, limpieza o cuidados, y al final del año cumplen con el Servicio de Rentas Internas (IRS). Pagan, declaran y siguen las reglas, aun cuando saben que el sistema casi nunca les devuelve algo proporcional a su esfuerzo. Por eso, lo que viene para 2026 no es solo un cambio administrativo, se siente como un golpe directo a millones de familias inmigrantes hispanas.
Para estas familias, los impuestos no son solo formularios y números. Son horas extra, turnos de noche y fines de semana lejos de los hijos. Descubrir ahora que, pese a cumplir con el IRS, muchas perderán el Crédito Tributario por Hijos deja una sensación amarga, como si en Estados Unidos el esfuerzo de los inmigrantes nunca fuera suficiente.
EL AVISO DEL IRS QUE ENCENDIÓ LAS ALARMAS
El IRS ya comenzó a enviar avisos y recordatorios a contribuyentes que se preparan para la próxima temporada fiscal. En esos mensajes, la agencia deja claro que habrá nuevas reglas para el Crédito Tributario por Hijos y que, a partir del año fiscal 2026, el Número de Identificación Personal del Contribuyente (ITIN, por sus siglas en inglés) dejará de ser aceptado para reclamar este beneficio.
Ese cambio golpea de lleno a millones de inmigrantes indocumentados y a familias que declaran con ITIN en todo el país. Son personas que han aportado durante años a la economía estadounidense, que pagan impuestos federales y estatales, pero que ahora quedan excluidas de un crédito que ayudaba a cubrir renta, comida, ropa, medicina y otros gastos básicos cuando hay niños en casa.

UN AUMENTO QUE DEJA A MUCHOS FUERA
Sobre el papel, la medida parece positiva: el Crédito Tributario por Hijos subirá de US$2,000 a US$2,200 por menor. Para muchas familias, esa cantidad es la diferencia entre cerrar el mes con algo de alivio o seguir al límite. Sin embargo, el aumento viene acompañado de una condición clave que cambia el panorama para los inmigrantes.
Solo podrán acceder al crédito quienes tengan un número de Seguro Social válido. En el caso de matrimonios que presentan su declaración de impuestos de manera conjunta, al menos uno de los cónyuges deberá tener Seguro Social. En miles de hogares inmigrantes, especialmente en comunidades hispanas, ambos adultos declaran con ITIN, por lo que la familia entera se quedará sin el beneficio, sin importar cuántos años lleven pagando.
LOS HIJOS EN EL CENTRO DE LA EXCLUSIÓN
Según explicó el portavoz del IRS, Octavio Sáenz, cada hijo dependiente deberá ser ciudadano estadounidense y menor de 17 años al cierre del año fiscal para calificar al crédito. En el papel suena como un requisito técnico más, pero en la práctica deja fuera a muchos niños que forman parte de comunidades hispanas en todo el país.
Hay menores que han crecido en Estados Unidos, que van a la escuela, hablan inglés y español, y consideran este país su hogar, pero que no cumplen con ese requisito legal. Para sus padres, la señal es dolorosa: el sistema no reconoce la realidad de sus hijos, aunque ellos contribuyen todos los años con sus impuestos como cualquier otro trabajador.
FAMILIAS DE ESTATUS MIXTO, OTRA VEZ LAS MÁS GOLPEADAS
Las familias con estatus migratorio mixto —hogares donde se combinan ciudadanos, residentes permanentes, personas con DACA, TPS o padres indocumentados— vuelven a estar entre las más afectadas. Padres de “Dreamers” o de jóvenes con Estatus de Protección Temporal podrían seguir presentando impuestos como siempre y aun así perder el acceso al Crédito Tributario por Hijos.
En muchos hogares latinos, estos reembolsos se usan para pagar renta atrasada, llenar la despensa, comprar útiles escolares o cubrir gastos médicos. Quitar ese apoyo significa apretar todavía más presupuestos que ya sobreviven al límite en ciudades y estados donde el costo de vida no deja de subir.
UNA ESTRATEGIA DE DESGASTE CONTRA INMIGRANTES
Para la abogada de inmigración Naimeh Salem, estas decisiones no son aisladas. Ella las ve como parte de una estrategia más amplia del gobierno de Donald Trump para endurecer la vida diaria de las familias migrantes sin necesidad de grandes operativos de deportación.
La lógica, según explica, es hacer el día a día tan complicado y costoso que muchas personas terminen marchándose por su cuenta. No se trata de expulsiones masivas a la vista de todos, sino de un desgaste silencioso que empuja a la “autodeportación”: menos beneficios, más trabas y más sensación de que nunca se termina de pertenecer.

PAGAR COMO TODOS, RECIBIR MENOS
Lo más contradictorio es que el gobierno federal se beneficia cuando los inmigrantes siguen presentando sus declaraciones y pagando impuestos con ITIN, incluso si no tienen papeles. Si dejan de hacerlo por miedo o desánimo, entra menos dinero a las arcas públicas y se debilitan programas que dependen de esos fondos.
Aun así, las nuevas reglas envían un mensaje claro a las comunidades inmigrantes de todo el país: cumplir con el IRS ya no garantiza acceso a los mismos beneficios que otros contribuyentes. Se paga como todos, pero se recibe menos. Para millones de familias hispanas que viven, trabajan y cumplen con impuestos en Estados Unidos, ese mensaje duele tanto en el bolsillo como en el corazón.







