
¿Te has imaginado cómo cambiará la vida cotidiana sin esos pequeños discos de cobre que solían llenar tus bolsillos? El pasado 12 de noviembre, la Casa de la Moneda de Estados Unidos apagó definitivamente la prensa que fabricaba las monedas de 1 centavo. Con ese gesto se marca el final de una era y el inicio de una transición que afectará tanto a comercios como a consumidores. Tal vez pronto ya no escuchemos ese peculiar tintineo que, alguna vez, fue señal de tener unos cuantos centavos de sobra.
Para muchos, fue una despedida simbólica a más de dos siglos de historia financiera y cultural. Desde 1793, el centavo ha acompañado a generaciones enteras, y aunque hoy valga menos que nunca, sigue siendo parte del ADN cotidiano de Estados Unidos. Puede ser algo sentimental, pero la verdad es que son millones en todo el territorio que extrañarán ver estas piezas numismáticas en sus manos o en las transacciones diarias.

¿POR QUÉ ESTADOS UNIDOS DECIDIÓ ELIMINAR EL PENNY?
Desde hace meses se sabía que esto era inevitable. El tesorero de Estados Unidos, Brandon Beach, lo confirmó con una frase que combinó alivio y decisión: “Dios bendiga a Estados Unidos, y vamos a ahorrar a los contribuyentes US$56 millones”.
La decisión tuvo un aliado influyente: el presidente Donald Trump. Él mismo, a inicios de su segundo gobierno, ordenó detener la producción al considerar que el costo era injustificable. Fabricar un centavo cuesta casi cuatro centavos, de acuerdo con cifras recientes del United States Mint. Era un absurdo económico que se hacía más evidente año tras año.
¿CÓMO REACCIONARON LOS COMERCIOS Y LOS CONSUMIDORES?
Muchos minoristas se enteraron casi a último minuto y entraron en pánico. La National Association of Convenience Stores, representada por Jeff Lenard, lo dijo claro: llevaban 30 años pidiendo eliminar el centavo, pero no así, sin un plan de transición.
Lo que siguió fue una especie de caos creativo. Tiendas que redondeaban precios hacia abajo, otras pidiendo a los clientes que llevaran cambio exacto, y algunas ofreciendo una bebida gratis a cambio de “un puñado de pennies”. De repente, el centavo pasó de olvidado a protagonista, al menos por un tiempo hasta que las compañías y comercios pequeños planeen su mejor estrategia.
¿Y QUÉ PASA CON LOS MILES DE MILLONES DE CENTAVOS QUE SIGUEN CIRCULANDO?
Esto es probablemente lo que más se pregunta la gente: ¿desaparecen de inmediato? Y la verdad es que no ,de hecho, ni siquiera pronto. Según estimaciones del Departamento del Tesoro y del U.S. Mint, hay unos 300 mil millones de ejemplares en circulación, equivalentes a unos US$3,000 millones. Todos siguen siendo moneda de curso legal. Puedes usarlos, depositarlos en el banco, darlos como cambio o guardarlos en tu frasco de siempre.
Desaparecerán de forma lenta y natural, a medida que se desgasten o se acumulen en depósitos bancarios donde eventualmente dejarán de recircular.
EL LADO COLECCIONABLE: UNA OPORTUNIDAD INESPERADA
Sé que esto suena raro, pero este puede ser el mejor momento para revisar ese bote de monedas olvidado. Con la producción detenida, la escasez podría aumentar el valor de ciertas piezas. Ya ha pasado antes: por ejemplo, un Lincoln cent de cobre de 1943 —fabricado por error durante la Segunda Guerra Mundial— se ha vendido por más de US$300,000 en subastas.
Si tienes centavos anteriores a 1959 (los famosos wheat pennies, con espigas de trigo), diseños raros o errores de acuñación, podrías tener algo que valga más de lo que imaginas.







