
El Gobierno de Donald Trump prohibió a la Universidad de Harvard matricular en adelante a estudiantes extranjeros, en una grave escalada en el conflicto que los enfrenta desde hace varios meses.
La decisión fue comunicada en una carta remitida a Harvard y firmada por la secretaria de Seguridad Interior, Kristi Noem, que reza: “Les escribo para notificarles que con efecto inmediato, el programa de la Universidad de Harvard de Estudiantes y Visitantes Extranjeros ha sido revocado”.
Esta decisión se produce en un momento de grave escalada entre Harvard y el Gobierno en Washington por las acusaciones de este último de tolerar el antisemitismo en el campus, no dar cabida a discursos “alternativos” y empeñarse en aplicar programas de inclusividad sexual y racial, entre otras cosas.
El Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio (SEVIS) es el principal sistema que permite a los estudiantes extranjeros estudiar en Estados Unidos.
En el último curso académico, casi 6,800 estudiantes eran extranjeros, el 27.2% del total del alumnado de Harvard, según la página web ShunStudents.

"Harvard tuvo muchas oportunidades de hacer lo correcto. Se negó. Han perdido su certificación del Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio como resultado de su incumplimiento de la ley. Que esto sirva de advertencia a todas las universidades e instituciones académicas del país", escribió Noem en la red social X.
Noem acusa a la universidad de “fomentar la violencia, el antisemitismo y coordinarse con el Partido Comunista Chino en su campus”.
El Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (DHS) envió inicialmente a Harvard una carta el 16 de abril exigiendo que la universidad proporcionara información sobre las actividades de los estudiantes internacionales en el campus, incluida la participación en protestas.
La universidad, según la publicación The Harvard Crimson, presentó parcialmente los registros disciplinarios de los estudiantes internacionales que habían sido solicitados por Washington.
El gobierno de Trump ha emprendido una lucha sin cuartel contra las universidades del país a las que acusa de permitir el antisemitismo en los campus, a raíz de las manifestaciones propalestinas del año pasado.

También busca acabar con los programas de diversidad destinados a abordar la marginación de las minorías.
La semana pasada, el gobierno del republicano anunció un nuevo recorte de US$ 450 millones en subvenciones federales que se suman a otros 2,200 millones anunciados con anterioridad.
“Para las universidades es un privilegio, no un derecho, matricular a estudiantes extranjeros y beneficiarse de sus elevados pagos de matrícula para ayudar a engrosar sus multimillonarias dotaciones”, dijo Noem.
Trump describió recientemente a Harvard como una “institución de extrema izquierda y antisemita”, un “desastre progresista” y una “amenaza para la democracia”.
La universidad demandó a la administración el mes pasado por el intento del gobierno de imponer cambios en su plan de estudios, sus políticas de admisión y sus prácticas de contratación.
Con información de EFE y AFP