
El número récord de estadounidenses atrasados en el pago de sus préstamos para automóviles aumenta las preocupaciones sobre un posible deterioro entre los prestamistas subprime, después de las recientes quiebras de Tricolor Holdings y PrimaLend Capital Partners.
Las señales de alarma se ven en el mercado de bonos respaldados por préstamos automotrices, una fuente clave de financiamiento para quienes atienden a clientes de mayor riesgo.
En comparación con hace dos meses, los inversionistas ahora exigen unos 50 puntos básicos más de rendimiento para comprar los tramos de menor calificación de los bonos subprime respaldados por autos. Esto eleva las primas de riesgo promedio a unos 170 puntos básicos, el nivel más alto desde mayo, según datos de Wells Fargo & Co.
La presión es especialmente aguda en un puñado de prestamistas más pequeños. First Help Financial, con sede en Massachusetts, vio cómo el diferencial de uno de sus bonos recientes superó los 400 puntos básicos, el doble que hace unos meses.
Al mismo tiempo, el margen de rendimiento de algunos bonos de Flagship Credit Acceptance también se ha disparado, según datos de Bloomberg.

El aumento de los diferenciales coincide con un repunte de la morosidad: en octubre, el 6.65% de los prestatarios de alto riesgo tenía al menos 60 días de retraso en sus pagos, el nivel más alto desde que Fitch Ratings comenzó a recopilar datos en 1994.
El repunte de la morosidad refleja el creciente estrés entre los prestatarios con crédito más débil, muchos de los cuales enfrentan dificultades para pagar ante el aumento de los precios de los autos y las altas tasas de interés.
El incremento de las primas de riesgo elevará los costos de financiamiento para muchos prestamistas, reduciendo su rentabilidad y, en algunos casos, dejándolos al borde de la insolvencia.
“El temor no es que todo el mercado esté repentinamente en riesgo, sino que el entorno económico más difícil y el hecho de que estemos en una etapa avanzada del ciclo crediticio están ejerciendo presión sobre las empresas más pequeñas y frágiles”, señaló Michael Hislop, analista de Curasset Capital Management.
Curasset ha reducido su exposición a los bonos subprime de menor categoría, aunque hasta ahora no han surgido nuevas señales específicas de alarma, dijo Hislop. La firma teme que los bancos intensifiquen la supervisión de los prestamistas y se nieguen a renovar algunas líneas de crédito, utilizadas para financiar los préstamos antes de empaquetarlos en valores respaldados por activos y venderlos a los inversionistas.
Algunos prestamistas subprime ya han reducido sus operaciones ante las difíciles condiciones del mercado. Hace apenas tres meses, Automotive Credit Corp. anunció que suspendía indefinidamente la emisión de nuevos préstamos.
Byrider, con sede en Indiana, informó a sus inversionistas a fines del año pasado que cerró varias sucursales de venta debido a pérdidas y niveles de morosidad mayores a lo esperado, según un documento al que accedió Bloomberg.
Los bonos respaldados por activos de ambos prestamistas figuran entre los que Citigroup Inc. prevé que generarán pérdidas para los inversionistas en los próximos años, según un reciente informe del estratega Eugene Belostotsky.
Estima que alrededor del 5% del total de los bonos subprime respaldados por autos —más de 30 emisiones— no reembolsarán completamente el capital a los inversionistas.
Los representantes de First Help Financial, Flagship Credit Acceptance y Automotive Credit Corp. no respondieron a las solicitudes de comentarios.
El director ejecutivo de Byrider, Mike Onda, dijo que las franquicias no vinculadas a los bonos respaldados por activos “están saludables, comprometidas y decididas a seguir ofreciendo acceso al transporte para familias trabajadoras”.
A pesar del creciente estrés entre los prestatarios, la mayoría de los analistas de mercado sostiene que los prestamistas subprime más grandes deberían mantenerse a salvo gracias a un control de riesgos más estricto y mecanismos de protección crediticia.
“Los tramos subordinados de los bonos subprime respaldados por autos no son indestructibles, pero las estructuras están diseñadas para soportar un nivel razonable de tensión”, escribieron los analistas de JPMorgan dirigidos por Amy Sze en un informe reciente. Salvo una fuerte recesión económica, prevén que la morosidad y las pérdidas “se mantendrán dentro de las expectativas”.
A fines del mes pasado, la calificadora Kroll Bond Rating Agency advirtió que siete bonos de First Help Financial —que, como Tricolor, otorga préstamos a inmigrantes indocumentados— podrían ser degradados por el aumento de las pérdidas en sus carteras subyacentes.
Y el dolor para los consumidores subprime podría agravarse antes de mejorar, advierte Bloomberg Intelligence, ya que una ola de despidos amenaza con elevar aún más la morosidad récord.
“Los recientes recortes de empleos solo refuerzan nuestra postura cautelosa sobre el desempeño de los prestatarios subprime”, escribió el estratega Rod Chadehumbe en un informe publicado esta semana.








