
La economía estadounidense sigue sólida pero los agentes económicos están preocupados en particular por los aranceles, cuyo impacto en los precios comienza a hacerse sentir, según el “Libro Beige” de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, publicado este miércoles.
Esta encuesta periódica del banco central estadounidense en forma de consulta con agentes económicos y expertos muestra que “la actividad económica ha progresado ligeramente entre finales de mayo y principios de julio”, en un contexto en el que “los precios han aumentado en todos los distritos”.
Es así como la Fed reflejó pesimismo sobre las perspectivas de una mejora de la actividad económica, ya que solo dos de los 12 distritos en los que el regulador divide el país dijeron confiar en que esta se expanda.
En su Libro Beige, publicación en la que analiza las condiciones económicas de dichos distritos, el organismo apuntó que “la perspectiva fue neutral a ligeramente pesimista, ya que solo dos distritos esperaban que la actividad aumentara y otros preveían una actividad estancada o ligeramente más débil”.
“Cinco distritos (regiones cubiertas por la Fed) reportaron ganancias leves o moderadas, cinco tuvieron una actividad estancada y los dos restantes registraron leves descensos. Esto representó una mejora con respecto al informe anterior (de junio), en el que la mitad de los distritos reportaron al menos ligeros descensos”, señala el estudio.
Ese análisis resumió que la actividad económica aumentó ligeramente desde finales de mayo hasta principios de julio. La incertidumbre se mantuvo elevada, lo que según el Libro Beige contribuyó a la cautela continua de las empresas.
Según el Libro Beige, en los doce distritos las empresas informaron haber experimentado presiones moderadas o pronunciadas en los costos de los insumos relacionados con los aranceles, especialmente en el caso de las materias primas utilizadas en la manufactura y la construcción.
“El aumento de los costos de los seguros representó otra fuente generalizada de presión sobre los precios”, añadió esa publicación.
En todas las regiones monitoreadas los precios han estado orientados al alza, con “empresas enfrentándose a un aumento pronunciado del costo de los insumos debido a los aranceles, en particular las materias primas y los materiales de construcción”.
El informe se publica un día después de que el Buró de Estadísticas Laborales (BLS) publicara que en junio hubo una subida del 2.7% en el índice de inflación interanual en Estados Unidos.
El presidente estadounidense, Donald Trump, aumentó de forma pronunciada los aranceles sobre los productos que ingresan a Estados Unidos, establecidos ahora como mínimo en el 10%, aunque pueden alcanzar hasta el 40% dependiendo del país de origen.
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En paralelo, para proteger industrias que considera esenciales para la seguridad nacional, Trump ha impuesto entre el 25% y el 50% de aranceles denominados sectoriales sobre el acero y el aluminio, así como los automóviles. Otros productos como los farmacéuticos, el cobre o incluso los semiconductores podrían ingresar en esta lista.
Ante este aumento de los impuestos aduaneros “muchas empresas han trasladado al menos una parte de los costos inducidos al consumidor, aunque algunas se han abstenido debido a la sensibilidad de sus clientes a la evolución de los precios”, destacó la encuesta.
El Índice de Precios de Consumo (IPC) repuntó tres décimas frente al 2.4% registrado en mayo, a tono con los pronósticos de analistas, que estiman que estos datos continuarán escalando en los próximos meses cuando los dueños de negocios ya no puedan evitar pasar a los consumidores los costos de importación derivados de la política arancelaria.
El IPC en Estados Unidos subió en la medición a 12 meses a junio comparado con mayo, para ubicarse en 2.7%. El objetivo de la Reserva Federal es una inflación de 2% anual.
Ante esta persistencia de la inflación, el banco central ha mantenido sus tasas de interés sin cambios desde principios de año, lo cual provoca la ira de Trump, quien ataca cada vez más regularmente al presidente de la institución, Jerome Powell.
En sus distintas reuniones desde principios de año, no obstante, el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) subraya que opta por la cautela a la hora de plantearse nuevas bajadas de los tipos, ya que la actual política monetaria le permite esperar a tener más datos sobre el impacto de esos gravámenes.
Las tasas se encuentran en una horquilla del 4.25% al 4.5% y la próxima reunión del FOMC para evaluar posibles subidas o bajadas tendrá lugar el 29 y 30 de julio.
El presidente estadounidense, Donald Trump, lleva desde el inicio de su segundo mandato en enero presionando al líder de la Fed, Jerome Powell, para que reduzca los tipos, y le ha dado el apodo de “Tardón” como muestra de su descontento en su gestión.
Este mismo miércoles, sin embargo, el mandatario republicano consideró “altamente improbable” su despido a menos que se vea envuelto en un escándalo de fraude en la renovación de la sede de la entidad en Washington.
El mejor momento para bajar las tasas
Susan Collins, presidenta del Banco de la Reserva Federal de Boston, afirmó que aún cree posible que el banco central de EE.UU. actúe con paciencia al evaluar posibles recortes de tasas de interés. Señaló que la solidez financiera de empresas y hogares podría reducir el impacto de los aranceles.
“La fortaleza de la economía permite a la Fed tomarse el tiempo necesario para evaluar cuidadosamente la amplia gama de datos disponibles”, declaró Collins el martes en declaraciones preparadas para un evento organizado por la Asociación Nacional de Economía Empresarial en Washington. “Por lo tanto, en mi opinión, un enfoque ‘activamente paciente’ de la política monetaria sigue siendo adecuado en este momento”.
Este año, los miembros de la Fed han mantenido estables las tasas de interés, a la espera de evaluar el impacto de los agresivos cambios de política del presidente Donald Trump, especialmente en materia comercial.
La mayoría de los funcionarios esperan que los aranceles impulsen la inflación, pero los informes recientes han sido contradictorios, lo que ha alimentado el debate interno sobre su impacto final.
Los datos sobre precios al consumo publicados el martes mostraron que la inflación subyacente en junio subió menos de lo previsto por quinto mes consecutivo. No obstante, también indicaron que los aranceles comenzaban a impactar los precios de ciertos productos.
“En conjunto, los datos financieros apuntan a la posibilidad de que el impacto de los aranceles se vea algo atenuado por la capacidad de las empresas para reducir sus márgenes y de los consumidores para seguir gastando, a pesar del aumento de los precios”, explicó Collins. “Como resultado, el impacto adverso de los aranceles sobre las condiciones del mercado laboral y el crecimiento económico podría ser más limitado”.
Collins indicó que la Fed de Boston desarrolló “una nueva metodología para cuantificar cómo los aumentos de precios en la frontera de EE.UU. se trasladan a los precios al consumo internos”. Afirmó que espera que el índice de precios subyacentes del gasto en consumo personal, el indicador preferido del banco central para medir la inflación core, se sitúe “en torno al 3% a finales de año, antes de reanudar su descenso”. En mayo, se situó en el 2.7%.
Con información de AFP, EFE y Bloomberg