
Últimamente, hay menos noticias sobre el COVID. Muchos sienten que es hora de seguir adelante.
Incluso la página web de la Organización Mundial de la Salud (OMS) le está dedicando menos espacio. Desde los primeros meses de 2020, una lista de enlaces relacionados con la pandemia ha dominado el sitio. Ahora la página dedica la misma cantidad de espacio a las emergencias sanitarias en Ucrania como al COVID.
Hasta cierto punto, eso puede estar justificado. El número de casos reportados cayó un 16% la semana pasada, una cuarta disminución consecutiva. El número de muertes semanales cayó un 10%.
Fuera de Hong Kong y otras partes de Asia que registran niveles récord de transmisión, la vida en muchos lugares parece más cercana a la normalidad que en cualquier otro momento desde el 2020.
A medida que el mundo se cansa de las restricciones constantes del COVID, el desafío ahora es estar completamente alerta a los peligros de las pandemias.
Las cifras aún impactan. Pregúntele a sus amigos y familiares cuántas personas mueren de COVID cada semana en todo el mundo. Pocos adivinarán que se trata de 60,000, la misma cifra que se alcanzó por primera vez en octubre del 2020, cuando Gobiernos de todo el mundo recurrieron a una segunda ronda de bloqueos. Al ritmo actual, serían más de tres millones de muertes al año, más que cualquier otra enfermedad infecciosa.
Incluso con nuevos tratamientos contra el COVID y la naturaleza relativamente suave de la variante ómicron, sería una tontería volverse complaciente. El COVID prolongado puede afectar el cuerpo durante meses —posiblemente años— después de la infección, y los científicos no están seguros de cuántos millones de personas podrían tenerlo.
Según la OMS, entre el 10% y el 20% de los pacientes con COVID pueden tener síntomas persistentes cinco meses después de la infección inicial. La incertidumbre significa que la carga total del COVID en la salud pública solo se conocerá en los próximos años.
Pero no se trata solo del COVID, también se trata de las próximas pandemias. Aquí hay otra pregunta para amigos y familiares: en las últimas cuatro décadas, ¿cuántos brotes de enfermedades peligrosas han sido causados por virus que pasaron de animales a humanos? La respuesta correcta es al menos seis.
Está el VIH, que originalmente puede haber cruzado a los humanos décadas antes de emerger a principios de la década de 1980; la gripe aviar en 1997; el SARS en el 2003; el MERS en el 2012; el ébola en el 2014; y ahora se considera ampliamente que el SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19, también tiene orígenes animales.
No es hora de seguir adelante cuando sabemos que las próximas pandemias están en camino.