
Australia se encamina a un nuevo ciclo político, luego de que el primer ministro Anthony Albanese y el Partido Laborista se perfilaran como ganadores de las elecciones generales celebradas este sábado.
A falta del conteo final, las proyecciones indican que los laboristas podrían alcanzar una sólida mayoría absoluta en la Cámara de Representantes.
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El resultado representa un golpe a la coalición Liberal-Nacional, que ha visto reducida drásticamente su representación parlamentaria. El líder opositor Peter Dutton, figura clave del conservadurismo australiano, perdió su escaño en el distrito de Dickson (Queensland), tras más de dos décadas en el cargo, evidenciando un claro rechazo del electorado a su propuesta.
Con el 50% del escrutinio completado, el Partido Laborista ya suma 68 escaños asegurados, y podría alcanzar hasta 86, muy por encima del umbral necesario para formar gobierno sin necesidad de alianzas. La cadena pública ABC proyecta que la coalición opositora quedaría relegada a solo 40 bancas en la Cámara de 150 miembros.
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Desde el oeste de Sidney, en Marrickville, Albanese celebró con entusiasmo una victoria que, según él, representa “el triunfo de los valores australianos: equidad, solidaridad y esperanza”. En un discurso centrado en derechos laborales y acceso a la vivienda, el mandatario aseguró que el país ha apostado por una forma diferente de enfrentar los desafíos globales.
“Este es el mandato de quienes creen en una jornada laboral justa, en salarios dignos y en el derecho a desconectarse al final del día”, declaró entre aplausos.
Con esta reelección, Albanese hace historia al convertirse en el primer líder laborista en renovar mandato en más de dos décadas, consolidando su figura como una de las más influyentes de la política australiana reciente.
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La jornada electoral transcurrió con normalidad a lo largo del vasto territorio australiano, marcado por tres husos horarios. Más de ocho millones de ciudadanos ejercieron su voto anticipado o por correo, una cifra récord que refleja el alto interés en estos comicios.
Los resultados definitivos se esperan en las próximas horas, pero todo apunta a un nuevo capítulo para Australia, con un gobierno laborista fortalecido y una oposición obligada a replantearse su rumbo.