
Bolivia, que atraviesa una profunda crisis económica por falta de divisas, está en riesgo de incurrir en un incumplimiento del pago de su deuda externa si no consigue nuevo financiamiento, dijo el presidente Luis Arce en entrevista con la AFP.
“Estamos procurando no entrar en ‘default’. Tenemos toda la intención de pagar nuestra deuda, ¿pero si no tenemos los recursos?”, señaló el mandatario izquierdista en la sede de gobierno.
Arce, en el poder desde 2020, no logra que el Parlamento apruebe los préstamos internacionales que solicitó a entidades multilaterales. Dijo que la oposición de derecha y los congresistas afines al exmandatario Evo Morales se han unido para rechazarlos.
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El mandatario también está atosigado por un alza de la inflación, que se disparó en mayo a más del 18% interanual, el dato más alto registrado en los últimos 17 años, así como una marcada escasez de carburantes y dólares.
La carestía ha motivado protestas sociales y en las últimas dos semanas, bloqueos de vías, impulsadas por Morales, exaliado de Arce.
Actualmente hay US$ 1,800 millones en solicitudes de fondos internacionales que hasta ahora no han sido discutidas por los legisladores.

El país necesita hasta diciembre US$ 2,600 millones para la importación de carburantes y el pago de la deuda externa.
“Estamos haciendo el peor negocio como país. Porque cuando uno tiene deuda externa, paga capital e intereses” al acreedor, y esa salida de dólares “se compensa con el ingreso de los nuevos desembolsos” provenientes de nuevas deudas, lo que no ocurre ahora, señaló.
Bolivia casi ha agotado sus reservas internacionales líquidas para solventar su política de subsidios a los combustibles, que importa a precio internacional y vende subvencionados internamente.
La última vez que Bolivia dejó de pagar su deuda externa fue en 1984, durante el gobierno del izquierdista Hernán Siles Zuazo.