
Codelco, uno de los mayores productores de cobre del mundo, busca formas de retirar a más trabajadores de sus gigantescas minas en Chile tras un derrumbe mortal que puso de relieve los peligros de excavar a gran profundidad.
La compañía estatal ha estado conversando con proveedores de tecnología y equipos, así como con los sindicatos, sobre cómo acelerar la automatización en la mina El Teniente, después de que una explosión de roca el 31 de julio causara la muerte de seis personas y alterara los planes operativos, dijo el presidente del directorio de Codelco, Máximo Pacheco, en una entrevista el domingo.
El accidente minero más grave de Chile en décadas ha coincidido con grandes interrupciones en operaciones subterráneas en Indonesia y República Democrática del Congo, lo que ha reducido la oferta global justo cuando la transición energética y los centros de datos impulsan la demanda del metal conductor.

La serie de contratiempos en minas subterráneas, junto con reveses en varias minas a rajo abierto, ha suscitado preocupación sobre la capacidad de la industria para explotar yacimientos cada vez más profundos y técnicamente complejos.
Aunque muchas minas —incluida El Teniente— ya realizan funciones clave desde centros remotos, en general el sector ha sido lento en innovar, dadas las enormes inversiones iniciales y la presión por producir metal y ganancias. El Teniente, por ejemplo, todavía envía a miles de trabajadores a un laberinto de túneles.
Aumentar la automatización podría ayudar a Codelco a controlar los costos, que han subido a medida que la calidad del mineral se deteriora y se debe extraer más roca para producir la misma cantidad de metal. Si bien los camiones autónomos y la automatización de procesos generan grandes ahorros en minas a rajo abierto, esos beneficios son más modestos y difíciles de alcanzar en las operaciones subterráneas.
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“Lo vamos a profundizar y hacer acelerar”, dijo Pacheco. “Lo estamos haciendo efectivamente para sacar de la primera línea el trabajo de personas y poner en el frente o en la primera línea trabajo a control remoto y automatizado”.
Los trabajadores están mayoritariamente de acuerdo con trasladar más empleos al trabajo remoto, dado que se ha vuelto más difícil prevenir y predecir la liberación repentina de energía acumulada, conocida como explosiones de roca, dijo el dirigente sindical de El Teniente, Jorge Bustamante.
“Con el tiempo, la mina se ha ido profundizando, la roca ha cambiado y los riesgos han aumentado”, afirmó. “Puedes tener las mejores medidas y protocolos, pero siempre existirá un riesgo cuando entras en la naturaleza”.
Pacheco señaló que la administración está totalmente alineada con los sindicatos en intensificar la automatización y que mantienen reuniones periódicas, incluida una hace un par de semanas.
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Aun así, retirar a más personas de las minas en operación es una cosa; lograr que la maquinaria autónoma y controlada a distancia construya minas, es otra. El colapso de El Teniente ocurrió en una nueva sección donde se realizaban trabajos de desarrollo junto con actividades de extracción.
Pacheco dijo que es posible, señalando un nuevo acuerdo que Codelco tiene en otra mina con Enaex SA, que incluye voladuras automatizadas.
La reciente ola de interrupciones mineras refuerza la necesidad de acelerar el desarrollo tecnológico, incluso si eso implica mayores gastos y una menor producción a corto plazo, dijo Juan Carlos Guajardo, fundador de la consultora minera Plusmining.

“La industria va a tener que acelerar los temas tecnológicos. Ahí hay un pasivo en cuanto a la velocidad con que están mejorando las tecnologías”, afirmó. “Todo lo que tiene que ver con la aplicación de la inteligencia artificial, desarrollo de lixiviaciones más amplias, automatización, también eso va a tener que acelerarse”.
Robert Friedland, multimillonario fundador de Ivanhoe Mines Ltd., coincidió en que las empresas deben innovar a medida que los yacimientos se vuelven más difíciles y costosos de explotar para mantener el ritmo de la demanda. La mina de Ivanhoe en República Democrática del Congo sufrió actividad sísmica este año, interrumpiendo las operaciones subterráneas.
“Este año hemos tenido muchas interrupciones porque la industria está luchando por ofrecer la misma cantidad de cobre que el año pasado”, dijo Friedland en una entrevista. “A medida que las minas envejecen y se hacen más profundas, los desafíos aumentan y la tecnología debe mejorar”.