
La Cumbre del Mercosur celebrada esta semana en Buenos Aires fue escenario del esperado primer encuentro entre los presidentes Javier Milei y Luiz Inácio Lula da Silva, al mando de las dos principales economías del bloque.
Un saludo breve y frío entre ambos líderes marcó el tono de la jornada, evidenciando las tensiones acumuladas tras meses de declaraciones cruzadas y una relación bilateral estancada.
El saludo protocolar se dio en el Palacio San Martín, sede del encuentro regional. Milei saludó con cordialidad a los demás jefes de Estado, pero mantuvo una actitud notoriamente distante con el mandatario brasileño, con quien hasta ahora no había tenido contacto directo desde que asumió la presidencia argentina.
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Durante su discurso, el presidente argentino defendió una visión aperturista y liberal del comercio. Instó a sus socios a abandonar las trabas internas y avanzar hacia una mayor integración con el mundo.
“Argentina no puede esperar. Emprenderemos el camino de la libertad y lo haremos acompañados o solos”, afirmó Milei, quien reiteró su intención de impulsar reformas económicas incluso de manera unilateral si no encuentra eco dentro del Mercosur.
Asimismo, subrayó la necesidad de dinamizar el comercio, la inversión y la generación de empleo en la región, marcando una agenda que busca dejar atrás el proteccionismo que ha caracterizado históricamente al bloque.
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En contraste, el presidente Lula da Silva asumió la presidencia pro tempore del Mercosur y planteó una agenda orientada a reforzar vínculos externos, en especial con la Unión Europea, con la que el bloque busca concretar un acuerdo comercial postergado desde hace años.
“El Mercosur debe ser un instrumento de integración con el mundo, pero también de desarrollo sostenible”, señaló Lula. Añadió que su gestión priorizará la lucha contra el crimen organizado, el cambio climático, la transición energética y el fortalecimiento tecnológico regional.