
Durante un encuentro en la Oficina Oval con el primer ministro canadiense Mark Carney, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó que entre ambos países existe “amor mutuo”, pero también un “conflicto natural”, en referencia a las tensiones comerciales que han marcado la relación bilateral.
La reunión, la segunda visita oficial de Carney a Washington, se da en un contexto de fricciones por los aranceles impuestos por la administración Trump y las declaraciones del mandatario sobre una posible anexión de Canadá. En la agenda se abordaron temas relacionados con el comercio y el futuro del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), cuya revisión está prevista para el próximo año.
“Podríamos renegociarlo, y eso sería bueno, o simplemente podemos hacer acuerdos diferentes”, señaló Trump, al referirse a la posibilidad de modificar el acuerdo firmado durante su primer mandato.
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El presidente estadounidense describió a Carney como un “líder de clase mundial” y un “negociador duro”, en contraste con su trato al ex primer ministro Justin Trudeau.
Por su parte, Carney evitó hablar de “conflicto” y subrayó la importancia de reforzar la cooperación. “Hay áreas donde competimos, y es en esas áreas donde tenemos que llegar a un acuerdo que funcione. Pero hay más áreas donde somos más fuertes juntos, y en eso nos estamos enfocando”, señaló.
En ese contexto, las conversaciones de Trump sobre convertir a Canadá en el estado 51 y sus aranceles han hecho que los canadienses sientan una innegable sensación de traición, una idea que no enfatizó excepto por una referencia en broma a una “fusión” entre los dos países.
“Hemos tenido altibajos, pero este es el punto más bajo en las relaciones que puedo recordar”, advirtió Frank McKenna, exembajador canadiense en Estados Unidos y actual vicepresidente de TD Bank.
Lo cierto es que existe temor en Canadá sobre lo que sucederá con el T-MEC. Carney busca obtener algún alivio en algunos aranceles específicos por sector, pero las expectativas son bajas.
Carney mencionó que el T-MEC, programado para revisión en 2026, sigue beneficiando a Canadá, con más del 85% del comercio bilateral libre de aranceles y una tasa promedio del 5,6% sobre los productos canadienses.

Pero Trump ha aplicado algunos aranceles por sector sobre Canadá, conocidos como aranceles de la Sección 232, que están teniendo un impacto. Hay aranceles del 50% sobre las importaciones de acero y aluminio, por ejemplo.
McKenna sostuvo que está escuchando que Canadá podría obtener algún alivio en acero y aluminio. “Podría ser del 50% al 25% o acordar cuotas libres de aranceles para permitir que el acero y el aluminio pasen a los niveles del año pasado”, comentó.
A pesar de las tensiones, los vínculos económicos siguen siendo estrechos: más de US$ 2.500 millones en bienes y servicios cruzan diariamente la frontera, y Canadá es el principal destino de exportación para 36 estados estadounidenses. Además, el país provee el 60% del crudo y el 85% de la electricidad que importa Estados Unidos, junto con minerales estratégicos como el uranio.
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Canadá es también el mayor proveedor extranjero de acero, aluminio y uranio para Estados Unidos y cuenta con 34 minerales y metales críticos que el Pentágono está ansioso por obtener e invertir en ellos por razones de seguridad nacional.
“El premio mayor sería obtener un acuerdo mutuo para negociar lo más rápido posible la relación de libre comercio (…) Si Estados Unidos nos amenazara con el aviso de seis meses de terminación, creo que representaría un profundo enfriamiento en toda América del Norte”, afirmó McKenna.
Elaborado con información de AP.