Cada día, durante las últimas semanas, entre 20 y 30 migrantes han subido a un barco frente a la costa panameña, emprendiendo un largo viaje. Pero, a diferencia de años anteriores, no se dirigen hacia Estados Unidos. Se dirigen al sur.
“Es la primera vez que veo esto en 10 años”, dijo El Zurdo, quien ha trabajado como coyote, ayudando a contrabandear a miles de personas que se dirigían al norte durante casi una década. “Sabíamos que venía un cambio, pero nunca me imaginé esto”.
El Zurdo, que pidió que se le llamara por su apodo para proteger su identidad, comenzó a comercializar el “viaje de regreso” a través de WhatsApp a mediados de febrero, pocas semanas después de que Donald Trump jurara como presidente de Estados Unidos. Cobra unos US$ 550 por persona por el viaje a Necoclí, un pequeño pueblo en el golfo de Urabá de Colombia, incluyendo alojamiento y comidas modestas hasta llegar a su destino.
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La nueva ruta ofrece una ventana a cómo, al menos por ahora, se está redirigiendo el flujo de migrantes en la era Trump 2.0, ya que su administración ha dificultado la entrada o residencia en Estados Unidos como migrante.
Para cumplir sus promesas de deportación masiva, la administración Trump está retirando protecciones para algunos migrantes que ya están en Estados Unidos y amenazando con recortar la financiación de jurisdicciones que no cooperen con los esfuerzos. El gobierno también ha limitado las vías legales para los inmigrantes, incluyendo el cierre de las opciones para que los solicitantes de asilo hagan citas en la frontera a través de una aplicación del gobierno estadounidense.
El Departamento de Seguridad Nacional dijo el lunes que la aplicación ahora podría usarse para notificar al gobierno si los inmigrantes optan por la autodeportación.
Cae en 2025 el número de migrantes que se dirigen al norte | Febrero registró 408 cruces, frente a los 82.000 de agosto de 2023
“Esto es un efecto Trump total”, dijo Adam Isacson, director de supervisión de defensa de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos. “Un pequeño pero significativo número de personas que habían venido al norte esperando citas y acceso al sistema de asilo Estados Unidos se están dando por vencidas y se dirigen de vuelta al sur”.
Es difícil determinar cuántas personas están regresando al sur, debido a los canales no oficiales y los métodos ilegales que se suelen utilizar para cruzar las fronteras sin documentación. Pero la cantidad de cruces a través del Tapón del Darién, una peligrosa ruta selvática que ha ganado popularidad en la última década, ofrece una clara indicación del cambio de tendencia.
Unos 2.200 migrantes —en su mayoría hombres adultos— ingresaron a Panamá rumbo al sur este año, dijo el presidente José Raúl Mulino en una conferencia de prensa el 27 de febrero.
Mientras tanto, solo 408 cruzaron el puente terrestre en dirección norte hacia Estados Unidos en febrero, frente a los 37,000 del mismo mes de 2024, según el gobierno. Se trata de la cifra más baja desde 2020, cuando se cerraron las fronteras durante la pandemia.
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“Tenemos que ver la otra situación que va en ascenso, que es el flujo migratorio del norte para el sur”, dijo Mulino.
El vecino del sur de Panamá, Colombia, es el siguiente destino obvio para esos migrantes, ya sea que viajen a pie o en barco.
Johann Wachter Espitia, funcionario de la gobernación de Necoclí —a donde El Zurdo envía a sus clientes— confirmó que durante el primer fin de semana de marzo llegaron aproximadamente 200 personas.
La ministra de Relaciones Exteriores de Colombia, Laura Sarabia, dijo que el gobierno estaba trabajando en respuestas para hacer frente a la migración inversa, incluidos programas de empleo y educación. Dijo que le preocupaba la creciente xenofobia y discriminación que enfrentan muchos migrantes.
Ante la amenaza de los aranceles de Estados Unidos, muchos países están cooperando con las deportaciones de Trump. De los casi 20,000 deportados que México ha aceptado desde que Trump asumió el cargo a fines de enero, más de 4.000 son extranjeros, según los últimos datos. Eso significa que enfrentan la opción de quedarse en México, intentar cruzar a Estados Unidos nuevamente, donde se han reforzado las protecciones fronterizas, o regresar al sur.
Ariel Ruiz, analista político sénior del Migration Policy Institute, estima que entre 250,000 y 270,000 migrantes están varados en México. Es probable que esto sea el resultado de la restricción de la administración Biden a las solicitudes de asilo que permitió a las autoridades deportar rápidamente a los migrantes a México, así como a las acciones de Trump.
México también implementó el año pasado una política de transportar en autobús a los migrantes venezolanos hacia el sur, a la frontera con Guatemala, en un esfuerzo por disuadir los flujos hacia el norte.
“Principalmente debido a la aplicación de la ley mexicana y las condiciones allí, la gente no estaba dispuesta o no quería esperar en México durante mucho tiempo”, dijo Ruíz. “En lugar de intentar esperar y ver qué pasa con la política estadounidense, algunos empiezan a regresar”.
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