
Los inversores en Argentina comenzaron a anticipar un sutil cambio de política, luego de que el presidente Javier Milei tomara medidas que relajaron su control sobre la cantidad de pesos en circulación, en una posible búsqueda de equilibrio entre inflación y crecimiento económico antes de las elecciones legislativas de octubre.
Sin embargo, antes de una subasta de deuda inesperada el miércoles, el equipo económico de Milei envió una señal clara al mercado: mantendrá un férreo control sobre la oferta monetaria, un factor clave para frenar la inflación, estabilizar el peso y conservar los altos niveles de aprobación presidencial.
“La prioridad siempre fue, es y será, que no sobren pesos, de manera de consolidar el proceso de desinflación que estamos transitando”, afirmó el ministro de Economía, Luis Caputo, el martes por la noche en una publicación en X. Añadió que el banco central absorbió 5 billones de pesos (US$ 4,000 millones) de liquidez en los últimos tres días hábiles.
El episodio comenzó la semana pasada, cuando el Banco Central, en un esfuerzo por mejorar su balance, decidió no renovar unos 15 billones de pesos en bonos de corto plazo llamados LEFI. Hasta entonces, esos instrumentos habían sido utilizados para absorber el excedente de liquidez heredado de gestiones anteriores.

Mientras los bancos buscaban dónde colocar sus pesos, la demanda de otros instrumentos se disparó tanto que la tasa de caución a un día de las Lecaps —ahora consideradas el nuevo benchmark de la política monetaria argentina— cayó del 35% al 30% en el mismo periodo. El Tesoro argentino vendió la semana pasada bonos por 8,5 billones de pesos, muy por debajo de los LEFI que vencían.
“El mercado quedó inundado de pesos”, escribió el lunes Marcos Buscaglia, director de la consultora Alberdi Partners, en un informe a inversores. “Eso probablemente también contribuyó a la depreciación del peso frente al dólar”.
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El peso ha perdido casi un 4.6% en lo que va del mes frente al dólar, la mayor caída de los mercados emergentes, ya que los inversores esperaban que el cambio de las LEFI a las Lecap acabara ampliando la oferta monetaria.
El Banco Central aún no ha publicado las cifras de la base monetaria desde que finalizaron las LEFI. Para aprovechar en parte el exceso de pesos que queda en el mercado, el gobierno realizará una venta extraordinaria de bonos del Tesoro este miércoles.
Con el aumento de la liquidez en los últimos días, los analistas especularon —y Caputo confirmó más tarde— que el Banco Central pretendía contener esa expansión monetaria antes del martes.

“Si bien esto ayuda a aliviar el sistema financiero, el banco central pareció enviar una señal al mercado de que —contrariamente a lo que se esperaba— no relajará su control monetario”, dijo Joaquín Bagues, director general del Grit Capital Group, con sede en Buenos Aires, en una entrevista telefónica.
El férreo control de Milei sobre la base monetaria fue clave para contener la inflación en su primer año de gestión, con una caída de la suba anual de precios al 39% en junio —el nivel más bajo en cuatro años— desde un pico cercano al 290% en abril de 2023. Sin embargo, la falta de liquidez ha limitado el crédito bancario, que podría ayudar a sostener la recuperación económica.
Los mercados financieros argentinos están cada vez más nerviosos ante el delicado equilibrio entre reducir la inflación y estimular el crecimiento. Los analistas señalan el impacto del desarme de deuda del banco central sobre la base monetaria, así como la caída repentina de las tasas de interés.
“Estamos viendo un fuerte aumento en la base monetaria que no está justificado por un incremento en la demanda de dinero”, dijo Emiliano Merenda, CEO y socio de Pharos Capital en Buenos Aires. “Dos decisiones en menos de tres meses —la transferencia de utilidades del Banco Central al Tesoro y el desarme de las LEFIs— casi duplicaron la base monetaria amplia”.
El momento complica aún más la situación. En Argentina los dólares tienden a escasear en el tercer trimestre, cuando termina el pico de la cosecha agrícola —la principal fuente de divisas del país. Al mismo tiempo, la incertidumbre política antes de las elecciones impulsa la demanda de dólares como cobertura. El turismo emisivo durante las vacaciones de invierno en Sudamérica también presiona las reservas internacionales.

Los efectos del ajuste monetario anterior ya se hacían sentir. Las tasas de interés reales —que llegaron a superar los 30 puntos porcentuales— restringieron el crédito, enfriaron el consumo y tensaron las cadenas de pago del sector corporativo. Al mismo tiempo, un peso sobrevaluado perjudicó a los exportadores al erosionar su competitividad y márgenes.
Argentina registró un superávit comercial de US$ 1,900 millones en los primeros cinco meses de 2025, una caída del 79% respecto al año anterior. La actividad de la construcción se contrajo en mayo por tercera vez en cinco meses, y las ventas minoristas siguen profundamente deprimidas.
El ingreso repentino de liquidez podría traer cierto alivio de corto plazo, pero también corre el riesgo de reavivar la inflación, aunque ningún analista anticipa aumentos de precios como los del inicio del mandato de Milei. Algunos, sin embargo, ven este giro de política como un movimiento estratégico para reactivar la economía antes de las elecciones —sacrificando la ortodoxia monetaria en favor del pragmatismo.
“El Gobierno está recalibrando, relajando marginalmente la política monetaria y aceptando una inflación algo más alta en busca de equilibrio”, escribió Federico Filippini, economista jefe de Adcap, en un informe a inversores. “El nuevo mix refleja, entre otras cosas, la necesidad de inyectar liquidez en el sistema financiero”.