El presupuesto de carbono residual - el margen de acción, expresado en cantidad total de CO2 que aún podría emitirse manteniendo un 50% de probabilidad de limitar el calentamiento del planeta a 1,5 ºC - se está reduciendo. Este "presupuesto" es ahora del orden de 130.000 millones de toneladas a principios de 2025, un poco más de tres años de emisiones al ritmo actual, frente a unas 200.000 millones hace un año.
El presupuesto de carbono residual - el margen de acción, expresado en cantidad total de CO2 que aún podría emitirse manteniendo un 50% de probabilidad de limitar el calentamiento del planeta a 1,5 ºC - se está reduciendo. Este "presupuesto" es ahora del orden de 130.000 millones de toneladas a principios de 2025, un poco más de tres años de emisiones al ritmo actual, frente a unas 200.000 millones hace un año.

Los niveles de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera se dispararon en 2024 y alcanzaron un nuevo récord, lo que augura que el planeta seguirá experimentando un aumento de las temperaturas a largo plazo, indica un nuevo informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

El año pasado se experimentó también el mayor incremento de las tasas de emisiones de CO2 (3.5 ppm), frente a un ritmo de aumento anual de 0.8 ppm en 2011 que fue acelerándose hasta crecer un 2.4 ppm en 2020.

Como resultado, el nivel promedio anual de CO2 medido en la atmósfera a través de una red de estaciones de monitoreo fue de 423.9 ppm el año pasado, frente a 377.1 ppm veinte años antes.

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En 2024 la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera experimentó un incremento sin precedentes y marcó un nuevo máximo”, indicó la OMM en un informe.

El aumento de 2024 fue así el mayor que se ha observado desde que comenzaron las mediciones modernas en 1957, según se desprende del Boletín de Gases de Efecto Invernadero que ha publicado este miércoles la OMM.

Las razones principales de esta tendencia son las emisiones de CO2 provenientes de las actividades humanas, así como de los incendios forestales.

Se trata del “mayor incremento desde que comenzaron las mediciones modernas en 1957”, dijo la agencia de la ONU.
Se trata del “mayor incremento desde que comenzaron las mediciones modernas en 1957”, dijo la agencia de la ONU.

También ha sido una causa la menor capacidad de los ecosistemas terrestres y del océano para absorber el carbono.

Aproximadamente la mitad del dióxido de carbono que se emite permanece en la atmósfera y el resto es absorbido por los ecosistemas terrestres y los océanos de la Tierra, pero a medida que aumenta la temperatura global los océanos absorben menos.

La razón es que a temperaturas más altas la solubilidad del mar baja.

Del lado de los depósitos terrestres, las sequías persistentes afectan su capacidad de absorción, que también se reduce durante los años del fenómeno de El Niño, como fue 2024.

Se espera que estos nuevos datos sean considerados por los responsables políticos cuando se reúnan en Brasil con ocasión de la Conferencia sobre Cambio Climático de la ONU el próximo mes.

El calor atrapado por el CO y otros gases de efecto invernadero está provocando fenómenos meteorológicos más extremos, así que reducir las emisiones es esencial no solo para nuestro clima, sino también para nuestra seguridad económica y el bienestar de las comunidades”, sostuvo la subsecretaria General de la OMM, Ko Barrett, con ocasión de la publicación del boletín.

Las concentraciones de metano y óxido nitroso, el segundo y tercer gas más importantes de efecto invernadero de larga duración relacionados con actividades humanas, respectivamente, también alcanzaron niveles récord.

El metano representa aproximadamente el 16% del efecto de calentamiento sobre nuestro clima y tiene una vida útil de aproximadamente nueve años.

El 40% es emitido a la atmósfera por fuentes naturales (por ejemplo, humedales) y alrededor del 60% proviene de actividades humana (ganadería, agricultura explotación de combustibles fósiles, vertederos y quema de biomasa).

En tercer lugar, como gas de efecto invernadero de larga duración está el óxido nitroso, proveniente tanto de fuentes naturales como de actividades humanas (quema de biomasa, uso de fertilizantes y procesos industriales).

“No son solo estadísticas”

El 21º Boletín anual de la OMM sobre los Gases de Efecto Invernadero se publica en vísperas de la COP30, la conferencia de la ONU sobre el clima, que se celebrará del 10 al 21 de noviembre en Belém, Brasil.

La COP30 abordará la aplicación de los compromisos formalizados desde 2015 en el marco de las negociaciones de la ONU basadas en el consenso.

En París, 196 países se comprometieron a mantener el calentamiento global “muy por debajo” de los 2 °C con respecto a los niveles preindustriales y a proseguir los esfuerzos para limitarlo a 1.5 °C.

Apoyar y ampliar las actividades de monitoreo de los gases de efecto invernadero es fundamental para contribuir a la ejecución de las medidas desplegadas en este ámbito”, declaró Oksana Tarasova, científica de la OMM y coordinadora de esta edición del boletín.

Las tasas de aumento del CO2 se han triplicado desde la década de 1960, pasando de un aumento medio de 0.8 ppm (partes por millón) al año a 2.4 ppm al año en la década 2011-2020.

De 2023 a 2024, la concentración media mundial de CO2 aumentó en 3.5 ppm, detalló la organización, lo que supone un incremento del 152% con respecto a los niveles preindustriales (anteriores a 1750).

En cuanto al metano, procedente de los humedales, pero también de la ganadería de rumiantes, el cultivo de arroz o la explotación de combustibles fósiles, la concentración media mundial en 2024 era de 1,942 partes por mil millones (ppmm). Esto supone un aumento del 266% con respecto a la era preindustrial.

El tercer gas de efecto invernadero de larga duración más abundante, el óxido nitroso -- generado tanto por fuentes naturales como por actividades humanas como la quema de biomasa, el uso de fertilizantes y diversos procesos industriales -- alcanzó una concentración media mundial de 338.0 ppb en 2024, lo que supone un aumento del 125% con respecto a los valores preindustriales, según la OMM.

Es importante comprender que no se trata solo de estadísticas”, insistió Tarasova el miércoles ante la prensa en Ginebra.

Los responsables políticos deben ser conscientes de que los sistemas naturales también se ven afectados y que podrían cesar o reducir su actividad. Por lo tanto, nuestras acciones deben tener como objetivo reducir las emisiones lo antes posible”, instó.

Elaborado con información de EFE y AFP

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