
Irán está cortando las comunicaciones con funcionarios clave de la agencia de control nuclear de Naciones Unidas, lo que aumenta la incertidumbre sobre el estado de su programa nuclear y añade ambigüedad al enfrentamiento diplomático con Washington.
Tras poner fin oficialmente a las inspecciones de la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) la semana pasada, los reguladores nucleares iraníes han dejado de responder a las llamadas del organismo con sede en Viena, según dos funcionarios que pidieron no ser identificados al tratar información sensible.
El Centro de Incidentes y Emergencias de la OIEA se activó tras el ataque de Israel del 13 de junio y mantenía un contacto continuo con sus homólogos iraníes, pero ese flujo de información se ha reducido, dijeron.
El cese de información subraya cómo Irán está usando el silencio para ocultar a la comunidad internacional la situación de su programa nuclear. Teherán había permitido antes un promedio de más de una inspección diaria de la OIEA y participó en cinco rondas de conversaciones con EE.UU. para frenar sus actividades atómicas, pero el ataque israelí cambió la ecuación.
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El presidente Donald Trump ha afirmado en reiteradas ocasiones que las instalaciones nucleares iraníes han sido devastadas tras 12 días de ataques aéreos, lo que, de ser cierto, haría innecesario el diálogo.
Sin embargo, la OIEA sostiene que, aunque las instalaciones de Natanz y Fordó sufrieron daños, el enriquecimiento de uranio podría reanudarse en “cuestión de meses”, según dijo el director general Rafael Mariano Grossi a CBS News el fin de semana.
También se desconoce el paradero de los 409 kilogramos de uranio casi apto para fabricar bombas que posee Irán. Como ese material puede almacenarse en 16 cilindros del tamaño de una gran botella de buceo, no se descarta que haya sido trasladado a un sitio no declarado.
Sin perspectivas de reanudar a corto plazo la supervisión de la OIEA, los legisladores de ambas partes retoman la ambigüedad estratégica, clave en la política de riesgo nuclear durante la Guerra Fría. Según la teoría desarrollada, entre otros, por el nobel Thomas Schelling, al introducir incertidumbre sobre sus intenciones, los adversarios pueden evitar una guerra total.
“Aún no sabemos si Irán buscará fabricar una bomba, pero lo claro es que los ataques de EE.UU. llevarán el programa nuclear a la clandestinidad”, afirmó Dina Esfandiary, analista de Medio Oriente en Bloomberg Economics. “Irán está aprendiendo que la ambigüedad estratégica será su mejor opción”.
La situación plantea interrogantes sobre la siguiente fase de la misión de Estados Unidos e Israel para frenar la capacidad de Irán de fabricar un arma nuclear, un objetivo que la República Islámica ha negado repetidamente.
Trump ofreció una rama de olivo el domingo al sugerir en Fox News que podría aliviar las sanciones económicas si Irán ofrecía garantías de paz.
Esto contrastó, al menos en el tono, con los comentarios publicados por Trump en Truth Social dos días antes, en los que respondía furiosamente a las declaraciones de victoria del líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, y afirmaba que, como consecuencia, había “abandonado todo el trabajo sobre el levantamiento de las sanciones”.
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El gobierno iraní dijo seguir escéptico sobre la durabilidad del alto al fuego con Israel negociado por Estados Unidos y advirtió que respondería a cualquier nuevo ataque. En cuanto a una posible reanudación del diálogo con Estados Unidos, una portavoz del gobierno dijo el martes que “no se ha tomado ninguna decisión”.
Para disuadir nuevos ataques, Irán podría usar la incertidumbre sobre el paradero de su uranio altamente enriquecido. Para que EE.UU. e Israel puedan verificar su estado y ubicación, haría falta permitir inspecciones físicas, posiblemente mediante acceso negociado para la OIEA.
La otra opción sería una nueva acción militar. Para Israel, el costo de la guerra de 12 días podría ascender a US$ 12,000 millones, según dijo el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, mientras que los daños internos, estimados en US$ 3,000 millones, serían los más altos en su historia.
Descarta reanudación rápida de diálogo
El ministro de Relaciones Exteriores iraní, Abás Araqchi, descartó el lunes una reanudación rápida de las conversaciones con Estados Unidos sobre su programa nuclear y dijo que Teherán debía asegurarse previamente de que Washington no llevaría a cabo nuevos ataques contra Irán.
“No creo que las negociaciones se reanuden tan rápido”, dijo el jefe de la diplomacia iraní interrogado por el canal CBS sobre las declaraciones del presidente estadounidense, Donald Trump, quien afirmó que el diálogo podría reiniciar tan pronto como esta semana.
“Para que decidamos comprometernos nuevamente (en las conversaciones), primero debemos estar seguros de que Estados Unidos no volverá a dirigir un ataque militar contra nosotros durante las negociaciones”, afirmó Araqchi.
“Todavía necesitamos tiempo”, añadió. Sin embargo, destacó que “las puertas de la diplomacia nunca se cerrarán”.
Araqchi también fue interrogado sobre las declaraciones Rafael Grossi, jefe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), la agencia de supervisión nuclear de la ONU, que dijo que Irán posiblemente pueda empezar a producir uranio enriquecido “en cuestión de meses” pese al daño.
“No se puede destruir la tecnología y la ciencia del enriquecimiento mediante bombardeos”, declaró el canciller iraní. “Si tenemos la voluntad de avanzar nuevamente en este sector, y esa voluntad existe, podremos reparar rápidamente los daños y recuperar el tiempo perdido”, añadió.
Araqchi dijo que Teherán está preparado para defenderse si es atacado nuevamente.
“Durante esta guerra impuesta de 12 días demostramos y probamos que tenemos la capacidad de defendernos, y continuaremos haciéndolo ante cualquier agresión”, prometió.
Israel abrió las hostilidades contra Irán el 13 de junio matando a los principales responsables militares y científicos vinculados a su programa nuclear, con el objetivo declarado de impedir que Teherán desarrolle la bomba atómica.
Estados Unidos se unió a la ofensiva de su aliado israelí y bombardeó tres sitios nucleares en la noche del 21 al 22 de junio.
Después de 12 días de bombardeos recíprocos, se estableció un alto el fuego el 24 de junio, impuesto por Trump.
Según el OIEA, Irán es el único Estado sin armas nucleares que enriquece uranio a alto nivel (60%), muy por encima del límite del 3,67% establecido en el acuerdo internacional de 2015 del que Estados Unidos se retiró unilateralmente en 2018 durante el primer mandato de Trump.
Para fabricar una bomba atómica, es necesaria una cota de enriquecimiento del 90%, según el OIEA.