Durante el 2024 se incautaron y destruyeron más de 10 toneladas de medicamentos ilegales en el Perú. Entre estas encontramos jarabes, cápsulas, inyectables y maquinarias clandestinas de producción que participan en el mercado en perjuicio de la salud ciudadana.
Carlos Aliaga, miembro del Comité Médico de la Asociación de Laboratorios Farmacéuticos en Latinoamérica (Alafal) advierte que la falsificación de medicamentos no es solo un problema de salud sino también de seguridad pública.
“Estamos viendo cómo las mafias perfeccionan sus métodos, lo que hace más difícil detectar estos productos ilegales sin tecnología avanzada”, anotó.
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Lima Metropolitana alcanzó una tasa de comercialización de medicamentos falsificados del 71.7% entre 2015 y 2019 —en datos del Instituto Nacional de Salud—. En el interior, Tumbes, Madre de Dios, Loreto, Puno y Tacna también han sido mapeadas como zonas críticas para el tráfico de estos productos en boticas clandestinas.
En sí, el problema no es solo peruano, sino también regional. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 30% de los medicamentos que se venden en América Latina son falsificados. A escala global, la industria de medicamentos bambas mueve hasta US$ 432,000 millones al año y genera más de medio millón de muertes.
Las redes sociales y plataformas digitales han alimentado la comercialización de los medicamentos falsificados al punto que se importan desde el exterior y se venden al público pese a contener sustancias peligrosas o ingredientes inactivos.
“El peligro radica en que estos productos pueden contener sustancias tóxicas, desde fécula de maíz hasta veneno para ratas. Su consumo puede ser ineficaz en el mejor de los caos o en el peor, mortal”, sostiene el Dr. Aliaga.
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Según la OMS y Alafal, los medicamentos falsificados pueden agravar enfermedades en vez de curarlas y de no controlarse la crisis, al 2050 habrían 10 millones de muertes al año. Y, por el lado económico, los países de ingresos bajos y medianos desperdician US$ 30,500 millones en estos productos de mala procedencia.
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