
Los viajes internacionales a Cuba se desploman, lo que pone a la isla comunista, afectada por graves problemas económicos, en camino de registrar el peor desempeño desde la pandemia.
La isla recibió 1.4 millones de visitantes extranjeros en los primeros nueve meses del año, una caída de 20% frente al mismo período de 2024, según los datos más recientes de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).
Aunque el turismo suele repuntar en el último trimestre, es poco probable que Cuba logre igualar los 2.2 millones de visitantes registrados el año pasado, la cifra más baja en dos décadas, excluyendo el colapso provocado por la pandemia de 2020-2022.

La industria turística —antes un motor clave de la economía— ha sido golpeada por apagones, escasez de alimentos y bienes básicos, turbulencia global y las sanciones económicas de Estados Unidos.
En su apogeo, en 2018, la isla recibió 4.7 millones de visitantes extranjeros, con ingresos turísticos que alcanzaron su máximo un año antes, en US$ 3,300 millones, según una investigación de Paolo Spadoni, de la Universidad de Augusta, en Georgia.
Además de ser una fuente fundamental de divisas, el turismo es un importante generador de empleo en una economía donde el sector servicios representa casi tres cuartas partes del producto interno bruto. Las autoridades informaron a comienzos de este año que el PBI se contrajo 1.1% en 2024, la segunda caída anual consecutiva.

Canadá continúa siendo el principal emisor de turistas hacia Cuba, representando más del 40% del total, seguido por los cubanos residentes en el exterior, los rusos y los estadounidenses. Todos esos grupos han registrado caídas de al menos una quinta parte en lo que va del año, con una reducción de más de un tercio en los visitantes rusos.
Una de las pocas nacionalidades que mostró un aumento fue la argentina. El país sudamericano experimenta un auge en compras y viajes al exterior impulsado por una moneda más fuerte.
La falta de visitantes está agravando la peor crisis económica de Cuba desde la caída de la Unión Soviética. Mientras Washington y otros culpan al régimen autoritario, el gobierno de La Habana atribuye la situación al embargo comercial impuesto por EE.UU. desde hace décadas.








