
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sembró nuevamente el caos en los mercados de metales al indicar que aplicaría un arancel del 50% sobre las importaciones de cobre, lo que provocó un aumento récord en los futuros de Nueva York y caídas en otros mercados.
El plan, anunciado en un comentario aparentemente improvisado a periodistas, marca el último giro en un período tumultuoso para las materias primas industriales, en tanto el líder estadounidense pretende fomentar la minería y la fundición en su país. Ya ha aumentado los aranceles sobre las importaciones de acero y aluminio, mientras se investigan los flujos de otros metales.
Desde febrero, cuando Trump presentó por primera vez sus planes para los gravámenes, volúmenes récord del metal han sido enviados a EE.UU. para así anticiparse a los aranceles.
Una tasa del 50%, que podría entrar en vigor en cuestión de semanas, supone el fin inminente de ese comercio, pero introduce nuevas incertidumbres, entre ellas el calendario y las posibles exenciones para algunos grandes productores.
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A corto plazo, una cuestión crucial es si el cobre que ya está en camino hacia EE.UU. se verá afectado por los aranceles cuando llegue.
Citigroup Inc. lo calificó como un momento decisivo para el cobre, que cierra la ventana para envíos significativos al mercado estadounidense.
“El grado de impacto dependerá en gran medida de los detalles”, afirmó Marcus Garvey, director de estrategia de materias primas de Macquarie Group. “No solo la tasa de cualquier arancel, sino también a qué tipos de cobre se aplica y si hay o no un período de gracia antes de su implementación”.

Si el arancel se aplica, elevará costos para una amplia sección de la economía de EE.UU. debido a la gran cantidad de industrias y aplicaciones que dependen del cobre, incluso cuando Trump presiona a la Reserva Federal para que baje las tasas de interés.
Trump ya impuso gravámenes del 50% sobre el acero y el aluminio, pero existe una preocupación particular sobre el cobre porque EE.UU. depende en gran medida de las importaciones. Compradores en el país ya han advertido de que la medida podría socavar las ambiciones de Trump de reactivar la industria manufacturera y desafiar el poderío industrial de China.
“EE.UU. no tiene ni de lejos la capacidad minera, metalúrgica y refinera suficiente para ser autosuficiente en cobre”, escribieron en una nota analistas de Jefferies LLC, entre ellos Christopher LaFemina. “Como resultado, los aranceles provocarían un aumento significativo de los precios en EE.UU. en comparación con otras regiones”.
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Tras los comentarios de Trump, los contratos de futuros en la bolsa Comex subieron a una prima sin precedentes del 25% sobre los precios de la Bolsa de Metales de Londres, el punto de referencia mundial. Esto sugiere que el mercado no está totalmente convencido de que se impondrá un impuesto del 50% de manera universal.
Una excepción para un proveedor importante como Chile amortiguaría considerablemente el golpe para los importadores, y los fabricantes cuentan ahora con enormes inventarios gracias a las importaciones récord de los últimos meses.
El cobre subió hasta un 17% en Nueva York el martes, un aumento récord en un solo día hasta alcanzar su máximo histórico, antes de caer más de un 4% en las primeras operaciones del miércoles. En Londres, el metal cayó hasta un 2.4% en la apertura, antes de moderar su baja al 1.9% y cotizar a US$ 9,608.50 la tonelada a las 9:51 a.m., hora local.

“El aumento de los aranceles es un factor a la baja para los precios del cobre en la LME a corto plazo”, afirmó Yongcheng Zhao, analista principal del mercado del cobre en China de Benchmark Mineral Intelligence. “Esperamos que continúe la volatilidad hasta que los aranceles entren oficialmente en vigor, seguido de la posibilidad de una fuerte caída”.
Se espera que la demanda de cobre aumente en la próxima década, con centros de datos, fabricantes de automóviles, empresas eléctricas y otras industrias buscando materias primas en todo el mundo. La reconversión de los sistemas de energía y transporte para que funcionen con energías renovables requerirá mucho más cobre del que las empresas productoras se han comprometido a suministrar en la actualidad.
Primas significativas
El camino hacia una mayor autosuficiencia de EE.UU. en cobre es difícil, dada la escasez de capacidad existente y los retos que plantea la construcción de nuevas plantas. Las importaciones netas de cobre representan el 36% de la demanda, según un estudio de Morgan Stanley.
“El objetivo a largo plazo de la administración Trump puede ser que EE.UU. sea totalmente autosuficiente en cobre, pero las minas tardan demasiado en desarrollarse para que esto se logre en un horizonte temporal inferior a 10 años”, escribieron analistas de Jefferies. “EE.UU. seguirá dependiendo de las minas extranjeras para satisfacer la demanda en el futuro previsible”.
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Una solución a corto plazo sería que EE.UU. aumentara la producción a partir de chatarra de cobre, que históricamente se ha enviado a procesadores en el extranjero, especialmente en China. Esos flujos se detuvieron cuando el aumento de los precios en Comex encareció la chatarra estadounidense, pero por ahora el país carece de la capacidad de fundición necesaria para procesar todo lo acumulado.
Los principales actores de la industria del cobre de EE.UU. han pedido al presidente Trump que restrinja las exportaciones de mineral y chatarra en lugar de imponer aranceles a las importaciones. También han advertido de que aplicar aranceles únicamente al cobre refinado podría provocar una avalancha de importaciones de productos de cobre con valor añadido que no están sujetos a los gravámenes.
Ampliando los comentarios de Trump sobre el cobre, el secretario de Comercio, Howard Lutnick, dijo más tarde que el impuesto entraría en vigor a finales de julio o el 1 de agosto. No se dieron detalles, ni siquiera sobre qué productos concretos se verían afectados por la tasa arancelaria, ni si podría haber exenciones para grandes productores como Chile.
Muchos analistas y operadores esperaban aranceles relativamente más bajos, del 25%, por lo que el umbral más alto hace que esas exenciones cobren mayor importancia.
El flujo masivo de cobre hacia EE.UU. este año también significa que el mercado allí está relativamente bien abastecido por ahora.
“Un arancel del 50% es posiblemente relativamente bajista”, dijo Garvey, de Macquarie. “Sería más destructivo para la demanda en EE.UU. y prolongaría el período de reducción del exceso de inventario”.
La industria mundial del cobre se ha estado preparando para los aranceles desde febrero, cuando Trump ordenó al Departamento de Comercio que expusiera los argumentos para imponerlos por motivos de seguridad nacional, como parte de una revisión en virtud del artículo 232 de la Ley de Expansión Comercial. Tenía hasta finales de año para completar la investigación.