Una de las razones principales por las que la economía de Venezuela se está recuperando lentamente del peor colapso de la historia moderna es un gigante petrolero a 3,500 kilómetros de distancia: Chevron.
La empresa con sede en Houston, que tiene una exención estadounidense para operar en Venezuela a pesar de las sanciones contra el régimen autoritario de Nicolás Maduro, ha ayudado a elevar la producción de crudo de la nación andina por encima de 1 millón de barriles por día, impulsando una economía que vive y respira petróleo.
Ahora, Donald Trump estaría por aprovechar la presencia de Chevron en Venezuela para obtener lo que quiere de Maduro.
La Licencia de 2022 que permitió que Chevron aumentara las exportaciones de Venezuela a su nivel más alto en siete años es la herramienta más poderosa que tiene el presidente para avanzar con su agenda en Caracas, que incluye cumplir con su promesa de campaña de detener la migración irregular a Estados Unidos.
Cancelar la exención cortaría un salvavidas financiero vital para la economía de Venezuela, que comienza a recuperarse, y generaría más corrupción al entregarle nuevamente al gobierno el control total del comercio del petróleo.
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Chevron lleva operando en Venezuela más de un siglo, pero la compañía empezó a ejercer una influencia descomunal en la economía del país hace muy poco.
Hay dos razones principales. En primer lugar, a medida que la petrolera estatal de Venezuela se deterioraba debido a una falta crónica de inversiones, Chevron se convirtió en la fuerza impulsora detrás de cualquier crecimiento en la producción de petróleo. En segundo lugar, después de que los niveles de vida de Venezuela colapsaran en medio de las políticas fallidas de Maduro y las sanciones estadounidenses, esa producción de Chevron se convirtió en una porción mucho más grande de la contraída economía del país.
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Se estima que las empresas gestionadas conjuntamente con Petróleos de Venezuela SA han contribuido con unos US$ 4,000 millones en pagos de impuestos en los últimos dos años, lo que representa aproximadamente una cuarta parte de los ingresos totales del régimen durante el mismo período, según Ecoanalítica, una consultora con sede en Caracas. Mientras tanto, la economía de Venezuela está en camino de crecer un 9% este año.
“La actividad de Chevron ha sido un elemento crucial para la estabilización macroeconómica del país”, dijo por teléfono Asdrúbal Oliveros, uno de los directores de Ecoanalítica. “Ha impulsado la economía mediante un efecto multiplicador del empleo y nuevos contratos de servicios para la recuperación de pozos, y mediante ventas de divisas al mercado interno”.
Los ingresos que genera Chevron en dólares a partir de la creciente producción petrolera se quedan en el país y en su mayor parte se reinvierten en moneda local a través de bancos privados, que pueden prestar a empresas que ayudan a impulsar la economía, todo ello sin que el gobierno tenga que intervenir.
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Una parte llega a los consumidores, lo que ayuda a impulsar una recuperación incipiente que ha permitido la apertura de tiendas de lujo, cadenas minoristas y concesionarios de automóviles en la capital, aunque la mayoría de los venezolanos siguen empobrecidos.
Sin embargo, el proceso no ha venido de la mano de elecciones libres y justas, como esperaba el expresidente Joe Biden cuando permitió una apertura en las sanciones que Trump puso contra Maduro durante su primer mandato.
Trump fue audaz y empezó de cero con el socialista después de enviar un asesor de alto rango a Caracas a fines de enero. La medida resultó en la liberación de seis prisioneros estadounidenses y el reinicio de los vuelos de deportación. De hecho, llegó otro el jueves con alrededor de 180 personas que habían sido expulsadas de Estados Unidos a la Bahía de Guantánamo.
Si bien no está claro si se discutieron cuestiones energéticas durante las conversaciones del enviado especial Ric Grenell con Maduro, la licencia de Chevron quedó intacta, que se renueva automáticamente al inicio de cada mes, por seis meses.
“La licencia es una carta muy difícil de jugar”, dijo por teléfono David Goldwyn, director del grupo asesor de energía del Atlantic Council. La “actividad de Chevron en Venezuela beneficia a ambos países, ya que cuenta con un actor eficiente que ayuda a que la economía venezolana no retroceda y evita que los migrantes regresen”.
Trump mantiene abiertas sus opciones. Las operaciones de la compañía estadounidense en el país sancionado están actualmente bajo revisión, dijo el presidente a los periodistas el 18 de febrero en su club Mar-a-Lago en Florida. Cuando se le preguntó si estaría dispuesto a seguir permitiendo las importaciones de petróleo a través de Chevron, Trump dijo: “Tal vez no”.
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Los funcionarios de la Casa Blanca no respondieron a las solicitudes de comentarios enviadas por correo electrónico el viernes.
La marca del millón de barriles diarios que se ha logrado momentáneamente es un hito importante para Venezuela, que vio caer su producción a tan solo 365,000 barriles por día desde un máximo de aproximadamente 3.2 millones a mediados de la década de 1990.
Se proyecta que el sector petrolero crecerá un 17% para fines de 2025, aproximadamente lo mismo que el año pasado y por encima de una expansión del 13% en 2023, según Síntesis Financiera. El aumento está siendo liderado por la actividad “estable” de Chevron, dijo Tamara Herrera, directora de la firma de análisis financiero con sede en Caracas, quien calificó el trabajo de Estados Unidos con PDVSA como profesional y eficiente.
“Chevron ha tenido una presencia constructiva en Venezuela”, dijo por correo electrónico Bill Turenne, portavoz de la compañía. Todos los negocios, agregó, se llevan a cabo “en cumplimiento de todas las leyes y regulaciones aplicables”. Representantes de PDVSA y del gobierno de Venezuela no respondieron a las solicitudes de comentarios para este artículo.
Los contratistas empleados por Chevron han visto un aumento en el trabajo, con incrementos consiguientes en los ingresos y la contratación, principalmente en el estado de Anzoátegui, en el oriente de Venezuela, donde se encuentran dos de las joint ventures con PDVSA.
Los contratos nuevos y más liberales ofrecidos por el régimen de Maduro después de que se emitió la exención permitieron a la empresa obtener un mayor control sobre las finanzas y el comercio en estas empresas asociadas, deshaciendo años de gestión errática de PDVSA.
Desde 2023, Chevron ofreció más contratos para licitaciones a empresas que ya había aprobado, según una persona familiarizada con las operaciones, que pidió no ser identificada porque no está autorizada a hablar públicamente. La empresa también destinó una mayor parte de su flujo de caja a cuestiones de mantenimiento, adquisiciones y recursos humanos. “Esto ha tenido un efecto multiplicador en la economía de Anzoátegui y del país”, dijo Herrera.
Chevron vende dólares al sistema de financiamiento privado para comprar bolívares que utiliza para pagar sus operaciones. El flujo constante de divisas ha ayudado a los importadores privados a comprar dólares para sus compras, lo que mantiene el suministro de bienes y la inflación bajo control. “Para un país que depende mucho de las importaciones, esto es relevante para el consumo doméstico”, dijo Herrera.
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La inflación anual se ha desacelerado al 8% desde un máximo de seis dígitos. Y el bolívar se ha estabilizado después de fuertes devaluaciones. Sin duda, la recuperación que preside Maduro también se ha visto ayudada por una economía más pequeña, resultado de un éxodo masivo de personas y una amplia destrucción del sector privado bajo su gobierno autocrático.
En el aspecto comercial, las ventas de petróleo ahora son más transparentes y alcanzan mejores precios, a diferencia de años anteriores, cuando el control total de PDVSA llevó a corrupción y enormes descuentos en el mercado asiático. La mayor supervisión de Chevron también ha ayudado a aliviar la perenne crisis de combustible de Venezuela porque no depende de la menguante producción de diluyente de PDVSA y en su lugar envía el propio desde Estados Unidos.
Chevron, el único productor petrolero estadounidense que queda en Venezuela, está extrayendo actualmente unos 240,000 barriles diarios, o casi el 23% de la producción total del país, lo que representa unos US$ 6,000 millones en ingresos. Ese nivel de producción es similar al que producía la empresa en 2018, antes de que Trump aplicara por primera vez sanciones a Maduro.
Así, aunque Estados Unidos está enviando señales contradictorias esta vez, Goldwyn del Atlantic Council se muestra cautelosamente optimista respecto de que se permitirá a Chevron seguir bombeando crudo, considerando lo esencial que se ha vuelto evitar que la economía de Venezuela se derrumbe nuevamente.
“La administración Trump se da cuenta que la política de ‘máxima presión’ causó estrés económico que impulsó a la migración a los países vecinos y no resultó en un cambio político”, dijo. “Estamos en los primeros días de la administración Trump y todavía tenemos que ver si Maduro coopera”.
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