
Una desconocida herramienta financiera utilizada para reducir las obligaciones de la petrolera más endeudada del mundo, Petróleos Mexicanos (Pemex), está surgiendo ahora como un modelo para otros prestatarios en dificultades.
En julio, el Gobierno mexicano completó una emisión de deuda por valor de US$ 12,000 millones en forma de valores precapitalizados, o P-Caps, la primera vez que un gobierno soberano implementaba esta herramienta.
Se trata de un tipo de instrumento que permite a los emisores, normalmente compañías de seguros, pedir dinero prestado sin registrarlo como deuda en sus balances y poner potencialmente en peligro su calificación crediticia.
Los analistas y asesores de crédito afirman que otros prestatarios también están tomando nota. Uno de ellos es Eddie Best, socio del bufete de abogados Willkie Farr & Gallagher LLP, quien afirmó que los bancos y emisores que deseaban obtener más información sobre los P-Caps comenzaron a ponerse en contacto con ellos después de que el bufete actuara como asesor de estructuración a los prestamistas que armaron la operación de P-Cap de México, entre los que se encontraba JPMorgan Chase & Co.
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“Empezamos a recibir llamadas telefónicas literalmente justo después de que se hiciera pública la oferta de P-Cap de México”, afirmó Best en una entrevista. “Hemos estado debatiendo sobre cómo se podrían utilizar los P-Cap o variaciones de la estructura en diferentes jurisdicciones o en diferentes sectores”.
Tanto los soberanos como las empresas están considerando la medida, según Best, quien afirmó que los prestatarios de América Latina y Oriente Medio son los candidatos más probables.
Basándose en las conversaciones que está manteniendo su empresa, dijo que “no le sorprendería” ver tres o cuatro transacciones antes de que termine el año, y añadió que deben ser lo suficientemente grandes como para compensar los costes adicionales que conlleva la estructura.
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Perú es un candidato potencial, según Jeff Grills, director de deuda de mercados emergentes de Aegon Asset Management. Es uno de los pocos países de América Latina con calificación de grado de inversión, y Petróleos del Perú SA, su empresa estatal de perforación petrolera, se ha visto afectada por la crisis de liquidez.
El ministro de Finanzas de Perú, Raúl Pérez Reyes, dijo este mes que su departamento recibiría propuestas de hasta cinco bancos para la reorganización de la deuda de Petroperú. “Petroperú es una opción muy, muy lógica para que intenten hacer esto”, dijo Grills.

Los bonos de la empresa obtuvieron un rendimiento del 8.5% este mes, el segundo mejor rendimiento de los mercados emergentes, según un índice de Bloomberg.
Un representante del Ministerio de Finanzas de Perú no respondió a una solicitud de comentarios, mientras que un portavoz de Petroperú se negó a hacer declaraciones.
Roxana Muñoz, vicepresidenta de Moody’s Ratings, también señaló a Perú como un candidato potencial. “Normalmente, veíamos estas transacciones en sociedades holding corporativas que ayudaban a sus filiales. Creo que esta transacción abre la puerta a otros países como Perú, lo que ayuda a Petroperú”, afirmó.
Estructura, Costo
En la operación P-Cap mexicana, el país, a través de una entidad denominada Eagle Funding LuxCo., vendió los valores y utilizó los ingresos para comprar deuda del gobierno estadounidense, incluidos bonos del Tesoro. Pemex puede utilizar la cartera como garantía para préstamos.
La estructura P-Cap ofrece una serie de ventajas. En el caso de México, permitió al gobierno apoyar a Pemex sin que las obligaciones figuraran en sus libros y evitando ejercer presión sobre su calificación crediticia. La estructura puede proporcionar refinanciaciones a empresas que se enfrentan a condiciones crediticias estrictas, según Franck Bekaert, analista de crédito sénior de Gimme Credit.
Dada la demanda de la operación de México —que, según el gobierno, se suscribió dos veces por encima de lo previsto—, el país podría volver a recurrir a esta estructura, afirmó Bekaert. “Teniendo en cuenta las necesidades de la empresa y el éxito de la emisión, es probable que Pemex emita un nuevo P-Cap en un futuro próximo”, afirmó.

Pemex y la Secretaría de Hacienda de México no respondieron a las solicitudes de comentarios.
En el caso de las compañías de seguros, el emisor crea un vehículo de propósito especial para atraer a los inversores públicos, pero mantiene la deuda fuera de su balance hasta que sea necesaria. El efectivo recaudado se utiliza para comprar activos, como bonos del Tesoro, que generan ingresos para cubrir parte de los pagos de intereses. Esto permite al emisor fijar los tipos de interés sin afectar a su apalancamiento.
“Cuanto más se extiende un producto por regiones y sectores, más comprenden los emisores que no es solo para las compañías de seguros estadounidenses”, afirmó Salvatore Seguna, director de soluciones de capital de la división de banca corporativa y de inversión de Santander, que formó parte del grupo que creó la estructura hace más de una década.
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Según Best, la estructura tiene sentido para las empresas estatales o las empresas que no pueden añadir pasivos adicionales a sus balances. Por otro lado, es probable que las empresas con calificaciones más altas obtengan financiación más barata en otros lugares.
Los emisores que deseen recaudar menos de US$ 500 millones probablemente considerarán que la complejidad y el coste no merecen la pena, afirmó. Los gastos relacionados con la creación de una entidad con fines especiales y la contratación de bufetes de abogados y otros asesores pueden hacer que el coste “duplique o triplique el coste de una emisión de bonos convencional”, según Best.
La idea, que inicialmente comenzó como una especie de fondo para tiempos difíciles, ha evolucionado hasta convertirse en una herramienta de gestión de pasivos, según Robert DeLaMater, socio de Sullivan & Cromwell LLP. El bufete de abogados suele representar a bancos que organizan operaciones de P-Cap.
“Soy optimista en cuanto al hecho de que el uso de este producto aumentará drásticamente a medida que bajen los tipos de interés”, afirmó.