
El futuro del poder judicial de México quedó en manos de una pequeña minoría de votantes tras unas elecciones sin precedentes de jueces federales, incluidos todos los miembros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
El Instituto Nacional Electoral (INE) estimó una participación ciudadana de entre 12.6% y 13.3%, según un recuento preliminar divulgado la noche del domingo. Cerca de 13 millones de personas votaron de un padrón de aproximadamente 100 millones de ciudadanos habilitados.
En comparación, la participación en los comicios presidenciales del año pasado fue del 61%.
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La polémica elección, en la que los votantes debían elegir jueces entre varios miles de candidatos, representó un experimento inédito en una gran democracia.
“México es el país más democrático del mundo”, afirmó la presidenta Claudia Sheinbaum en un mensaje por video difundido el domingo por la noche, celebrando la reforma judicial.

En un discurso televisado, la titular del INE, Guadalupe Taddei, informó que los resultados se irán dando a conocer gradualmente hasta el 10 de junio.
Los resultados preliminares de la elección para la Suprema Corte se esperaban para este lunes, y los del nuevo y poderoso tribunal disciplinario para el miércoles. Otros recuentos se irán difundiendo en los días siguientes, según informó la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez.
En total, en la elección se disputaron 881 cargos federales y 1,801 puestos locales, señaló la funcionaria.
Los comicios podrían otorgarle a Sheinbaum una importante influencia sobre un poder judicial renovado, el único poder del Estado que su partido Morena no controla actualmente. Durante su conferencia matutina de este lunes, Sheinbaum arremetió contra los partidos de oposición por criticar el proceso electoral.
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“Trece millones de personas votaron libremente”, dijo Sheinbaum, agregando que todo se puede perfeccionar, pero “fue un proceso transparente”.
Sin embargo, la jornada electoral estuvo marcada por su complejidad. Cada ciudadano recibió al menos seis boletas codificadas por colores, con un promedio de 200 candidatos por boleta. Tenían que elegir según la especialidad de los aspirantes y asegurarse de seleccionar igual número de mujeres y hombres.
Muchos votantes llegaron con notas en sus teléfonos o listas en papel, incluyendo al expresidente Andrés Manuel López Obrador, artífice de la reforma constitucional del año pasado que dio paso a un poder judicial federal electo en su totalidad.
“No conocía a muchos de los candidatos, solo tres, y voté por ellos. Fue muy complicado”, señaló Norma Mendoza, ama de casa de 50 años que votó en el centro de Ciudad México. Señaló que le tomó unos 20 minutos revisar nueve papeletas. Confesó con una sonrisa que al resto lo escogió al azar.
Carmen Ríos, jubilada de 67 años que votó con su hijo, explicó que unos días antes alguien deslizó una lista de candidatos por debajo de la puerta de su casa. “Conozco a algunos”, dijo.
Otros votantes dijeron que estaban listos después de investigar a los aspirantes de antemano, y algunos se jactaron de que solo les tomó unos minutos emitir sus votos.
“Cuando llegué ya tenía claro por quién quería votar. Me informé leyendo los periódicos en línea y viendo la mañanera”, contó Claudia Pérez, profesora de secundaria de 45 años, en referencia a la habitual conferencia matutina de Sheinbaum.
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Sheinbaum ha defendido con firmeza la elección, argumentando que permitirá purgar los tribunales de jueces corruptos y eliminar el nepotismo generalizado. Sin embargo, sus críticos advierten que este proceso podría debilitar el Estado de derecho al introducir aún más componentes políticos en disputas legales y constitucionales.
El temor a que la elección elimine un contrapeso clave al partido gobernante provocó una ola de ventas del peso mexicano el año pasado.
Un video de Andrés Manuel López Obrador difundido en redes sociales mostró una inusual aparición pública del veterano líder de izquierda tras dejar la presidencia, sufragando en un centro de votación de Palenque, en el estado de Chiapas, cerca de su residencia en el sur del país. En las imágenes se lo ve consultando lo que parece ser una lista escrita a mano.
Sheinbaum había pronosticado una alta participación antes de la votación.
Sin embargo, los comicios del domingo marcaron uno de los niveles de participación más bajos en la historia reciente del país. Aun así, lograron alcanzar cifras de dos dígitos y superar el referéndum de 2021, en el que se consultó a los ciudadanos si los expresidentes debían ser investigados por corrupción, y que apenas atrajo a un 7% del electorado.

Durante la campaña estuvieron prohibidos la recaudación de fondos, los anuncios en televisión, los grandes mítines y el respaldo formal de partidos. Con recursos limitados para darse a conocer, la mayoría de los candidatos recurrió a las redes sociales para llegar al electorado. Según medios locales, dirigentes del partido de Sheinbaum y grupos aliados repartieron en los últimos días listas con los nombres de sus candidatos preferidos.
Una protesta en el Monumento a la Revolución, en la capital mexicana —símbolo de la guerra revolucionaria del país a comienzos del siglo XX— reunió a varios cientos de personas que optaron por manifestarse en contra de la elección en lugar de participar en ella.
Para Roberto, un ingeniero de 63 años que marchaba junto a su madre Rocío, de 88 años, las elecciones fueron una farsa en que el gobierno trataba de burlarse del pueblo, abusando de su poder para controlar el poder judicial. Pidieron que no se revelaran sus apellidos por temor a represalias.
El domingo, los votantes también eligieron a cinco miembros del tribunal disciplinario, que tendrá la facultad de destituir a jueces, así como a dos miembros del tribunal electoral superior. Además, en 19 estados mexicanos —más de la mitad del país— se celebraron elecciones paralelas, lo que implicó aún más boletas para los electores.