
Escribe: Jorge Beingolea, director de Soluciones de Portafolio en Credicorp Capital Asset Management
(8 de agosto del 2025) Las acciones chinas han conservado y aumentado este año las ganancias vistas desde el segundo semestre del año pasado. El índice de acciones chinas offshore ha subido 24% este año y 42% en los últimos doce meses, mientras que el ACWI (índice de acciones globales) ha subido 11% y 21% en esas mismas ventanas.
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El principal factor que impulsa este desempeño ha sido la sostenida expectativa de un cambio agresivo en la política fiscal y monetaria del gobierno; esto tendría como objetivo tratar de estimular la demanda doméstica ante la amenaza arancelaria del gobierno de Donald Trump y la espiral deflacionaria ocasionada por el colapso de los precios de bienes raíces desde 2021.
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Para tratar de entender las implicancias de este potencial giro de timón tanto en la economía como los activos chinos es importante entender qué lo motiva, cuál sería el foco de esta política y la forma en que se implementaría.

¿Un giro de timón en la economía china?
Durante los últimos años, la economía china ha sufrido de un problema de exceso de ahorro y capacidad productiva. Por un lado, el foco del gobierno en promover industrias consideradas clave (inteligencia artificial, seguridad de la información, vehículos eléctricos, manufactura inteligente, energía solar y eólica, por mencionar algunas), si bien ha generado beneficios en términos de productividad y autosuficiencia estratégica, ha traído consigo una notable expansión del potencial productivo del país que no ha sido equiparada por un aumento comparable de la demanda agregada.
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La caída de los precios de los bienes raíces ha ocasionado en los últimos años un ímpetu en los hogares chinos por ahorrar más y tratar de desapalancarse, teniendo en cuenta que aproximadamente 60% del valor patrimonial de las familias chinas está en el sector inmobiliario. Por ende, hay un desbalance entre oferta y demanda que ha llevado a la economía china a la deflación (caída sostenida de precios) y, por lo tanto, a una mejor performance de los bonos (que se benefician de menor inflación y tasas de interés) que de las acciones (que requieren crecimiento de utilidades, lo cual es difícil de lograr con precios cayendo sostenidamente).
¿Cómo podría actuar el gobierno chino?
Por este motivo, en un boletín recientemente publicado por el comité central del Partido Comunista Chino (PCP) se enfatiza la necesidad estratégica de estimular la demanda interna de una forma más decidida, lo cual ha dado soporte al precio de las acciones. Es importante tener en cuenta que, idealmente, el foco de este cambio debería ser un impulso directo al consumo mediante subsidios a los hogares y reducción sustancial de las tasas de interés; sin embargo, el PCP bajo el liderazgo de Xi Jinping históricamente ha sido reacio a implementar este tipo de medida, prefiriendo sostener la actividad económica en vez de potenciarla.
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Asimismo, cabe la posibilidad de que el empuje a la demanda venga nuevamente por el lado de la inversión y no del consumo, lo cual no resolvería el problema de la deflación de manera tan contundente y, por lo tanto, limitaría el potencial de la renta variable en el largo plazo.
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Finalmente, el involucramiento del PCP en promover y orientar la inversión en empresas en industrias clave como parte de su estrategia geopolítica no necesariamente conjuga con los objetivos tradicionales de un accionista. Así, las acciones chinas deben ser vistas como oportunidades tácticas, no estructurales.