
Escribe: Jose Deustua, director en UTEC Ventures
Para quienes apostamos por el capital emprendedor, las adquisiciones no son simples eventos financieros, sino el desenlace natural de años de construcción de valor. En un ecosistema donde salir a bolsa aún parece lejano, las adquisiciones representan el principal mecanismo de retorno para inversionistas y fundadores de startups peruanas. Son, en esencia, la materialización del potencial que vimos desde el inicio. Las adquisiciones fortalecen la confianza de inversionistas, empleados y nuevos emprendedores en la viabilidad del ecosistema como un todo.
En América Latina –y especialmente en el Perú– estas operaciones comienzan a consolidarse como una vía legítima y estratégica para startups que han alcanzado cierto nivel de madurez o tracción. En los últimos años hemos visto ejemplos concretos: las adquisiciones de Wally y Joinnus por Credicorp, la integración de Freshmart por parte de Jüsto, o el ingreso de Rappi al país a través de su fusión con Diloo. Cada una, con sus particularidades, refleja dos rutas principales para la adquisición de startups peruanas: por un lado, corporaciones locales que buscan acelerar su transformación digital adquiriendo capacidades tecnológicas; por otro, startups regionales que encuentran en el Perú una puerta de entrada para expandirse mediante integraciones estratégicas. Estas dinámicas consolidan a la innovación emprendedora como un motor clave en la transformación del tejido empresarial del país.
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Durante mi etapa como director de UTEC Ventures, tuve el privilegio de acompañar de cerca varios de estos procesos. Fueron experiencias que me dejaron lecciones valiosas sobre la diversidad de rutas que puede tomar una salida y la complejidad que implica estructurar una operación de este tipo. Aprendí que los compradores no siempre son fondos estratégicos: muchas veces son clientes o aliados que, al reconocer el valor de una solución, deciden integrarla en su operación.
También comprendí lo desafiante que puede ser estructurar adecuadamente estas transacciones: los tiempos se extienden, los intereses pueden divergir y resulta fundamental tener claridad sobre el mapa de decisiones y los actores clave en cada etapa. Uno de los temas más delicados es definir con anticipación el rol que tendrán los fundadores luego de la adquisición: permanencia, funciones y grado de autonomía deben acordarse desde el inicio, ya que pueden ser determinantes para una integración exitosa.
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Otro punto crítico es la inclusión de pagos por resultados futuros (earnouts) como parte del precio. Establecer con realismo los indicadores que activarán esos pagos –como ingresos, rentabilidad u otras métricas– es esencial para evitar tensiones posteriores. Acompañar estos procesos me permitió desarrollar una mirada más clara sobre lo que se necesita para llevar una adquisición a buen puerto: anticiparse a los detalles, construir confianza y tener una estrategia bien definida.
Estas lecciones también revelan una oportunidad más amplia para el ecosistema peruano. Aunque el ecosistema ha ganado en sofisticación, todavía falta integrar de forma más consciente las adquisiciones dentro del plan estratégico de las startups. Muchos fundadores aún no consideran las fusiones y adquisiciones como una vía clara de monetización, y muchas corporaciones locales no han desarrollado procesos sistemáticos para adquirir talento, tecnología o soluciones externas. Esta desconexión no solo limita la cantidad de adquisiciones, sino también el desarrollo de una economía de innovación más robusta y sostenible.
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Por eso, tanto inversionistas como emprendedores deben incorporar una visión de salida desde las primeras etapas de una startup. Levantar capital implica un compromiso y los fundadores deben hacer todo lo posible por generar retorno a quienes confiaron en su visión. Ese camino empieza con una estrategia clara, que incluye identificar potenciales compradores, comprender los tiempos de madurez del negocio y construir relaciones que abran puertas. A eso se suma la disciplina para ejecutar ese plan con foco y consistencia.
En este contexto, las rutas de salida para las startups peruanas comienzan a definirse con mayor claridad. Todo indica que las adquisiciones no solo se mantendrán, sino que aumentarán en los próximos años, impulsadas por el avance acelerado de la inteligencia artificial, la urgencia por innovar y el creciente interés de grandes empresas en captar talento y tecnología de forma ágil. Incorporar esta lógica desde el diseño estratégico de una startup no solo eleva sus probabilidades de retorno, sino que también contribuye a consolidar un ecosistema más maduro y competitivo a nivel regional. Las adquisiciones no deben ser un evento inesperado, sino una posibilidad prevista desde el primer día.
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