
Escribe: Carolina Trivelli, investigadora del Instituto de Estudios Peruanos
Cuando pensamos en el agro, tendemos a pensar solo en los productores agrícolas y su producción —agricultores familiares, algunos productores medianos y empresas productoras orientadas, sobre todo, a la agroexportación—como lo central, como lo que constituye lo agropecuario. A veces incluso ampliamos el horizonte e incluimos expresamente a los ganaderos y pescadores como parte de lo agro, de lo agropecuario. Pero el agro es mucho más que eso.
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Agro+: la “red oculta” que hace posible la producción
Cada productor, de cualquier escala, de cualquier cultivo o crianza, trabaja con una amplia red de actores para producir, empacar, transportar y comercializar lo que produce. Lo que aquí llamamos Agro+ es, entonces, el agregado de lo que hacen los productores del agro (agricultores, ganaderos y pescadores), más todo lo que hacen los actores de la cadena intermedia y minorista que permiten que los productos agropecuarios lleguen a los consumidores

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El Agro+ es enorme, dinámico y marcado por relaciones comerciales entre decenas de miles de actores, en su mayoría micro y pequeños, que en ambientes de mercado desarrollan actividades que permiten que los consumidores tengamos a nuestro alcance lo que el campo produce.
La mitad de lo que comemos nace en la agricultura familiar
Esto es particularmente relevante, pues recordemos que el 57% de lo que comemos los peruanos es producido por agricultores familiares. Todos esos alimentos producidos por millones de agricultores de pequeña escala en nuestro país llegan a nuestras mesas, gracias a una larga cadena de actores: vendedores de insumos para la producción, proveedores de asistencia técnica, vendedores de semillas, comerciantes locales, minoristas y mayoristas, mayoristas institucionalizados en mercados mayoristas de mayor escala, transportistas, proveedores de servicios -empaque, selección, etcétera-, distribuidores minoristas, procesamiento de alimentos, etcétera.
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Sin todos estos actores intermedios, que son en su mayoría micro y pequeñas empresas o individuos con negocios, los productores no podrían producir ni vender, ni los consumidores abastecerse de alimentos. Este segmento intermedio es vital y totalmente invisibilizado cuando pensamos en el agro, y con ello ausente de las políticas y acciones que podrían implementarse para mejorar su efectividad, eficiencia y potencial.
Un sector que aporta casi el 20% del PBI
Un estudio reciente midió qué tan importante era la contribución de estos sectores intermedios dentro de los sistemas agroalimentarios, y sus hallazgos demostraron que la contribución al PBI del Agro+ era cercana al 20% (1). Es decir, este sector intermedio añade 12 puntos porcentuales a la contribución del agro (producción) al producto bruto del país (estimado para el Perú en 7.6% para 2021 en el citado estudio). El sector intermedio aporta sustantivamente al PBI de nuestro país.
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Del mismo modo, el estudio citado señala que la producción agropecuaria emplea a cerca del 28% de la población económicamente activa y que el sector intermedio aporta 13 puntos porcentuales adicionales a dicha cifra de empleo, lo que hace que el Agro+ emplee a más del 41% de los trabajadores peruanos.
Un fenómeno global: cuanto más desarrollados los países, más pesa el Agro+
La creciente importancia de estos sectores intermedios y minoristas en el sector agro y, en particular, en el agroalimentario, es una tendencia global que se acelera a medida que los países progresan. Países de menores ingresos, mayor pobreza y ruralidad tienen sectores intermedios y minoristas importantes, pero con contribuciones menores al PBI y al empleo que el sector de productores, mientras que países de ingresos medios y altos presentan resultados como los reportados para Perú, donde estos sectores contribuyen de manera significativa tanto al PBI como al empleo. A mayor ingreso de los países, más importantes se vuelven estos actores del segmento intermedio.
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Es cierto también que, a medida que estos sectores intermedios crecen y ganan protagonismo en economías de más altos ingresos, tienden a incluir también a actores intermedios y minoristas de mayor escala, como los supermercados, por ejemplo, y con origen o residencia más urbana.
Pero incluso en los países más desarrollados, estos segmentos intermedios tienen una alta presencia de empresas de pequeña escala, de individuos con negocios, de proveedores independientes de servicios y de actores del entorno rural y periurbano, por lo que son tan relevantes en la generación de empleo. Para un grupo importante de jóvenes, tanto rurales como de centros urbanos articulados con el mundo rural, las actividades en este sector intermedio de la cadena de valor agropecuaria constituyen una atractiva opción de empleo, emprendimiento y desarrollo.
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El agro es central para el desarrollo del Perú, sin duda, pero urge que lo veamos en su integralidad: agricultores de pequeña escala y empresas agroexportadores; productores y empresas e individuos que conectan a esos productores con los mercados de factores productivos, insumos y con los consumidores finales. Si el segmento intermedio y minorista de la cadena agroalimentaria no es tomado en cuenta, será muy difícil que el agro, sobre todo el productor de alimentos, sea más eficiente, dinámico, inclusivo y próspero.
(1) Measuring agrifood systems: New indicators and global estimates” de Thurlow, James, Holtemeyer, Brian, Jiang, Shiyun, Pauw, Karl, Randriamamonjy, Josee, 2025. IFPRI Discussion Paper # 02339

Magister en Economía Agraria por The Pennsylvania State University y Economista de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Ex Ministra de Desarrollo e Inclusión Social.







