
Escribe: Enrique Castillo, periodista
Luego de las Fiestas Patrias se va a dar la partida a otro tipo de confrontación política, distinta a la que hemos venido teniendo hasta la fecha.
Lo más próximo será la elección de la Mesa Directiva del Congreso, que acompañará a los congresistas y al Gobierno hasta el cambio presidencial del 2026.
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No será una elección como las anteriores, porque el cálculo político hará que las bancadas de los partidos que participarán en las próximas elecciones generales se cuiden de no “quemarse” ni de quemar a sus principales cuadros.
Por otro lado, al ser la última elección de la Mesa Directiva del Parlamento, algunos congresistas que tenían como expectativa candidatear en la elección de ese festín en el que se ha convertido la Mesa Directiva, quedarán marginados y, suponemos, con sangre en el ojo. Esto podría dar pie a negociaciones de última hora, o de renuncias a algunas bancadas, que le podrían dar un giro a la elección en los últimos minutos.
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La inscripción de las alianzas electorales en los primeros días de agosto abrirá también un nuevo capítulo político. Ya se sabrá quiénes van juntos a las elecciones del 2026 y, por descarte, quiénes prefieren ir solos. Esto marca la cancha y abre tanto oportunidades como flancos vulnerables para todos: los que se casaron y los que prefieren la soltería, política y electoralmente hablando.
A partir de ese momento ya se sabrá, públicamente, quiénes serán los rivales y los enemigos, lo que intensificará la confrontación pública y los distanciamientos, incluso entre partidos y políticos que hasta hace poco fueron buenos amigos o incluso socios.
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Una muestra adelantada de ello puede ser el enfrentamiento entre el alcalde de Lima y el ministro de Transportes y Comunicaciones. Lo que es un tema de apresuramiento e improvisación por un lado, y de llamado al orden y a la rigurosidad técnica por el otro, podría ser, en el fondo, una lucha política-electoral adelantada.
El burgomaestre de Lima es ya casi el candidato presidencial por su partido, y el titular del MTC es alto dirigente y amigo personal muy querido del ya casi candidato presidencial de APP, que es, además, el principal socio de Dina Boluarte y del Gobierno actual.
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Tanto el Gobierno como su socio saben que si ese tren, que ha generado tanto debate y enfrentamiento, se pone en funcionamiento antes de las elecciones, esto le dará al alcalde de Lima una buena ventaja y será un golpe efectista muy positivo para sus aspiraciones. Por su parte, el alcalde necesita desesperadamente que ese tren empiece a trasladar pasajeros, a como dé lugar, aunque sea a corta distancia, por las mismas razones que lo benefician.
Una obra de esa envergadura siempre ayuda. Y eso lo sabe el candidato presidencial de APP, porque gracias a una gran obra en Trujillo, como el intercambio vial de Mansiche, pasó de la alcaldía Provincial de Trujillo a la presidencia regional de La Libertad, ganándole esa instancia de gobierno al Apra.
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Por otra parte, en el afán de consolidar su posición, el alcalde de Lima cruzó la acera hacia la oposición contra el Gobierno de Dina Boluarte, y fue, en muchos momentos muy duro contra ella y sus acciones.
Por esto, es muy difícil que, en esta etapa política electoral, un titular del MTC de este Gobierno, que además milita en APP, le dé una mano a un candidato que se volvió antigobiernista y que será rival de su socio-jefe, y/o del partido de su jefa. Porque no podemos descartar que el partido político que es conocido como “el partido del hermano de la Presidenta”, se presente a las elecciones con su propio candidato presidencial que podría ser el actual ministro de Educación, quien siempre está al lado de la presidenta en todos los actos públicos.
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Luchas políticas de estas, en las que antiguos “amigos” o “socios” van a empezar a ponerse zancadillas o a decirse la “vela verde”, vamos a ver muchas. Lo mismo sucederá en y desde el Congreso. Y claro, lo más importante serán los intereses políticos en juego, aunque el ciudadano lleve la peor parte.
También veremos anuncios y acciones populistas y clientelistas con dinero del Estado, empezando en el mensaje del 28 de julio y siguiendo desde la próxima legislatura en el Congreso de la República.
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Estos próximos doce meses también son un reto para el Gobierno. Se juega los descuentos para tratar de tener un mejor rostro político con miras a las próximas elecciones, y a su salida. Quizás a eso responda el manejo de las crisis con la minería ilegal. Primero duro y tratando de imponer autoridad, pero luego blando ofreciendo una salida (la apelación) a quienes con rigor y despliegue mediático sacó de los registros del Reinfo. ¿Qué parezca que algo cambia para que nada cambie?
