
Escribe: Ljubica Vodanovic, socia de Vodanovic
Por muchos años, los servicios financieros en el país eran sinónimo de bancos, cajeros, oficinas o trámites presenciales. Hoy, según el Banco Mundial, la transformación digital ha reconfigurado la industria financiera en cuatro ámbitos: nuevos modelos de negocio, nuevos agentes, una nueva estructura de mercado y nuevas infraestructuras financieras.
Expliquémoslo en sencillo: En nuevos modelos de negocios, las finanzas embebidas están permitiendo que empresas no financieras —supermercados, telcos y plataformas— ofrezcan servicios financieros directamente (como Walmart brinda hoy servicios de créditos y pagos a sus clientes). En nuevos agentes, además de los bancos, hoy tenemos fintechs, bigtechs, telcos y otras empresas entrando al juego. En nueva estructura de mercado, hay una recomposición dinámica de productos, canales y agentes. Y, finalmente, en nuevas infraestructuras, los pagos y transferencias ya no dependerán de cámaras tradicionales sino de rieles alternativos, como el que el BCRP implementará con tecnología de la India, o incluso del riel cripto.
Es evidente que estos cambios no ocurren en el aire. Requieren para desarrollarse una visión compartida y una regulación flexible, abierta a la innovación. Y aquí es donde Perú muestra algo que vale la pena destacar: se empieza a ver esta visión común y una convergencia regulatoria entre sus principales autoridades, que se evidencia en sus recientes medidas. Así, el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), ha incorporado agentes no tradicionales al mundo de los pagos (fases 3 y 4 de interoperabilidad); ha lanzado un piloto digital con una telco y va a regular la iniciación de pagos, abriendo la puerta al Open Finance. Además, implementa una nueva cámara de compensación con tecnología de la India. Por su parte, la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), ha iniciado la hoja de ruta hacia el Open Finance, empezando con el Open Banking; ha flexibilizado su sandbox regulatorio para incluir a fintechs; ha iniciado mejoras en sus procesos de licenciamiento para buscar que sean más adecuadas al entorno digital y, como consecuencia, hoy tenemos hasta seis nuevas licencias en curso, incluido un banco digital (un camino que empujamos desde este espacio); y ha propuesto una estrategia nacional de ciberseguridad involucrando a varias entidades. Será interesante ver también los avances de la SMV en el mercado de valores, considerando que el sandbox y el Open Finance alcanzarán productos bajo su competencia.
Todo este alineamiento era necesario pues los procesos transformadores requieren, además de una visión compartida (”el consumidor al centro”), un alto nivel de coordinación público-público y público-privado, así como garantizar que los servicios digitales sean accesibles, seguros, eficientes y confiables.
Así, el Perú no solo está transformando su industria financiera: está construyendo una gobernanza regulatoria moderna, inclusiva y pro-innovación. Y eso, en el contexto regional, es una señal de fortaleza institucional del Perú que vale la pena resaltar.







