
Escribe: Ana María Martínez, cofundadora de Kaudal
La semana pasada estuve en un evento donde un emprendedor me mostró con orgullo su marca de chips saludables, que en el empaque decía: “Hecho con Inteligencia Artificial”. Al verlo, no pude evitar preguntarle: ¿Cuán importante es para la bodeguera a la que quieres venderle tu producto eso? ¿O para los padres que podrían dárselos a sus hijos? La conclusión fue clara: cero importante. Sin embargo, este detalle había pasado por alto en un mundo donde la Inteligencia Artificial está tan de moda, que ya aparece hasta en empaques de snacks.
No juzgo demasiado al joven emprendedor. He visto este fenómeno repetirse varias veces. Hace unos meses escuché a un CEO de una de las empresas más reconocidas del país decirle a su equipo: “Consíganme qué es IA-isable en el negocio”. Y lo más curioso de todo es que, cuando yo conté esta historia en un panel, como un ejemplo de lo que no se debe hacer, el moderador quedó encantado con la anécdota. Después de mi intervención, repitió tantas veces el término que creo que fue lo que más se grabó en la audiencia después de mi intervención.
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¿Pero por qué está mal buscar “qué es IA-isable” en un negocio o poner la Inteligencia Artificial como un adjetivo a cualquier cosa?
Simplemente porque obsesionarnos con la Inteligencia Artificial como un fin o un “must have”, puede desvirtuarnos y alejarnos de las verdaderas necesidades y oportunidades que tenemos a nuestro alrededor. Nuestra región, el Perú, y cada empresa dentro, están llenas de problemas e ineficiencias latentes que debemos resolver para progresar. Ponernos las gríngolas de la Inteligencia Artificial puede cegarnos de ver los problemas más básicos y atenderlos con las herramientas más útiles, sean o no basadas en Inteligencia Artificial.
Esta columna se haría muy larga si enumerara todas las cosas más urgentes que necesitamos antes que la Inteligencia Artificial. Así que prefiero ir por otra vía y dejarles un modelo de preguntas para validar si realmente hace sentido aplicar la Inteligencia Artificial en un negocio. Verán que son preguntas básicas, que cualquier empresa debería hacerse siempre, no solo frente a la oportunidad de adoptar esta tecnología.
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Para hacerlo más tangible, iré respondiendo cada pregunta usando como ejemplo un negocio como el del emprendedor: una marca de chips saludables.
WHO – ¿Quién es mi audiencia y qué problema o necesidad latente tiene?
Por ejemplo, en el caso de los chips saludables, podrían ser madres y padres trabajadores que quieren alimentar de forma saludable a sus hijos y no encuentran buenas opciones de merienda: sanas, listas para consumir, sabrosas y asequibles.
WHAT – ¿Qué solución puedo ofrecer a su problema?
Siguiendo el caso, podrían ser chips de buen sabor, no ultraprocesados y sin octógonos.
HOW – ¿Cómo logro estos atributos?, ¿Puede la IA ayudarme?
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Aquí, el reto del emprendedor (ya estoy suponiendo, porque no es mi área de especialidad) podría ser mantener el producto crujiente sin usar aditivos químicos. Tal vez descubre que el empaque es clave, pero necesita cotizar y probar muchas combinaciones posibles de materiales para encontrar la más económica. Y justo ahí, tal vez una herramienta de Inteligencia Artificial puede ayudarlo. Pero no porque “usar IA” sea el objetivo, sino porque es el medio para resolver un reto concreto y ofrecer un mejor producto a sus usuarios.
Solo en el caso de empresas de tecnología a la vanguardia, veo evidente que crear la mejor Inteligencia Artificial sea el fin. Por eso empresas como Open AI, Google, Microsoft y otras continuamente nos ofrecen nuevas versiones de sus modelos. En el resto de los negocios, que ya ofrecen productos y servicios diversos, la Inteligencia Artificial debe ser considerada como un medio, como una potente herramienta para mejorar la calidad o reducir los costos de los productos o servicios que demanda una audiencia.
Por eso, no partamos por la Inteligencia Artificial en las estrategias. Partamos, como siempre ha sido lo correcto, por entender a los usuarios y atender sus necesidades.