
Escribe: Alonso Razetto, Socio y Managing Partner de McKinsey & Company Perú
En un entorno empresarial marcado por la disrupción constante, liderar una organización exige mucho más que habilidades operativas. Desde la volatilidad económica hasta la creciente digitalización, los CEO enfrentan desafíos que requieren visión estratégica, adaptabilidad y liderazgo con impacto sostenible.
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En el Perú, donde la incertidumbre política y la complejidad regulatoria pueden alterar el rumbo empresarial, es indispensable que los líderes mantengan la dirección, gestionen sus prioridades con criterio y aseguren la continuidad del negocio en el largo plazo. ¿Cómo lo logran los más exitosos?
McKinsey & Company recopiló las experiencias de más de 100 CEO globales en su libro CEO Excellence: The Six Mindsets That Distinguish the Best Leaders from the Rest. Esta investigación identificó seis responsabilidades críticas que todo CEO debe asumir para destacar en su rol: establecer la dirección, comprometerse con el directorio, alinear la organización, movilizar al equipo de liderazgo, conectar con stakeholders y gestionar la efectividad personal.
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1. Establecer la dirección. Los CEO más efectivos definen un rumbo claro y sostenible, combinando análisis rigurosos con una lectura constante del mercado. Conversan con clientes, exploran nuevas tendencias y valoran las perspectivas del talento joven, buscando identificar oportunidades de crecimiento antes que la competencia.
2. Comprometerse con el directorio. Una relación sólida con el directorio fortalece la gobernanza y acelera decisiones clave. Los CEO destacados promueven una comunicación transparente, comparten información de forma oportuna y fomentan el intercambio estratégico entre la junta y el equipo gerencial.
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3. Alinear la organización. Traducir la visión corporativa en acciones concretas requiere mucho más que comunicados internos. Los CEO pueden garantizar que todos los niveles de la empresa comprendan y adopten la visión y los objetivos estratégicos, promoviendo una cultura organizacional sólida donde los valores y las expectativas estén claramente definidos y alineados.
Esto implica establecer prioridades claras, reforzar la rendición de cuentas y dar seguimiento activo a la ejecución. Además, el liderazgo visible –como intervenir directamente en momentos críticos o reconocer avances significativos– es un catalizador clave para este fin.
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4. Movilizar al equipo de liderazgo. Detrás de todo CEO exitoso, hay un equipo directivo fuerte, empoderado y comprometido. Los líderes más influyentes saben que delegar no es ceder el control, sino habilitar a otros para liderar con impacto. Promueven una cultura donde se valora el aporte colectivo, se reconocen los logros, identifican a los talentos con mayor potencial y se aseguran de que cuenten con el respaldo necesario para liderar iniciativas transformadoras.
5. Conectar con stakeholders. La influencia de un CEO no se limita al interior de la organización, sino que gestionan activamente relaciones con clientes, inversionistas, autoridades y comunidades. Entienden que su presencia en estos espacios es insustituible y priorizan alianzas que fortalecen la estrategia y reputación corporativa.
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6. Gestionar la efectividad personal: si nos cuidamos, cuidamos la organización. El alto rendimiento comienza por el autocuidado. Los CEO destacados establecen rutinas que les permiten mantenerse enfocados y productivos, desde prácticas de reflexión diaria hasta espacios regulares para el descanso y la actividad física. Esta disciplina personal les permite enfrentar los desafíos con mayor lucidez, tomar mejores decisiones y sostener un liderazgo de alto rendimiento a lo largo del tiempo.
Adoptar estas seis responsabilidades no implica seguir un patrón rígido, sino desarrollar una mentalidad consciente sobre cómo se ejerce el liderazgo. Los CEO que se enfocan no solo en lo que hacen, sino en cómo lo hacen, están mejor preparados para transformar sus organizaciones y elevar su competitividad.