
Escribe: Iván Quiroz, gerente de Innovación y Desarrollo de Fenix
La crisis hídrica es un hecho y no tiene precedentes. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), más de 2,200 millones de personas carecen de acceso a agua potable segura, y se estima que más de la mitad de la población mundial ya enfrenta condiciones de escasez de agua, afectando a 3 mil millones de personas. En el Perú, el panorama no es muy distinto; el Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (Ceplan), proyecta que para el año 2030, el 58% de la población peruana residirá en áreas de escasez de agua.
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Es fundamental la implementación de alternativas sostenibles para garantizar el suministro de agua potable, como la captura de agua de la atmósfera, el desarrollo de sistemas de tratamiento y la reutilización de aguas residuales, entre otras opciones. El compromiso de autoridades, empresas y comunidad, así como la aplicación de tecnología será vital.
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Los beneficios de la desalinización y potabilización de agua de mar son evidentes: diversifica las fuentes de abastecimiento, reduce la presión sobre los recursos hídricos continentales y permite el acceso a agua potable en zonas áridas o costeras, donde las fuentes de agua dulce son escasas. Si bien su implementación requiere una inversión significativa, estos costos se han ido reduciendo con el paso de los años y la mejora de la tecnología aplicada. Además, el retorno en materia de mitigación del impacto ambiental y beneficios a la comunidad en aspectos como salud y bienestar es considerable.
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Países como Israel, Arabia Saudita y España han apostado fuertemente por la desalinización, convirtiéndola en un pilar fundamental de su estrategia hídrica. En América Latina, Chile y Perú están comenzando a adoptar esta tecnología, con proyectos destinados tanto al abastecimiento de la población como al sector industrial y energético.
Fenix ha puesto en marcha un proyecto de desalinización y aunque es el primero, no es el único de esta naturaleza. El Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento viene impulsando proyectos de plantas desaladoras en las regiones de Lima, Piura, Lambayeque, Arequipa y Moquegua.
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El Día Mundial del Agua, celebrado a fines del mes pasado, no solo nos invitó a la reflexión en el cuidado del agua, sino también nos exige soluciones innovadoras y sostenibles que garanticen un impacto real en la población. Estos proyectos deben acompañarse de educación para asegurar un cambio duradero. Solo a través de un enfoque integral que combine tecnología, conciencia y responsabilidad social, el acceso al agua potable segura y de calidad será una realidad para todos.