
DESCONEXIÓN Y FRIVOLIDAD. Como advertimos desde un inicio, el Gobierno de Dina Boluarte siempre tuvo condiciones particularmente débiles: no tiene una bancada oficial, ni vicepresidentes que puedan eventualmente reemplazarla, ni mucho menos apoyo popular. En esto último, de hecho, Boluarte ha venido retrocediendo hasta el punto en que hoy es la presidenta peruana más impopular desde que llevamos registros. Y la líder más impopular de la región.
Si bien es cierto que, pese a todo ello, hasta ahora cada intento que ha habido de solicitar una vacancia en contra de Boluarte ha sido rechazado, esto no significa que siempre vaya a ser así. Y, de hecho, varias de las conductas y decisiones que ha venido tomando la propia presidenta hoy siguen debilitando aún más a este Gobierno.
Por un lado, como comentamos en este espacio tras el último cambio de Gabinete, hoy queda claro que no existe una estrategia a nivel del Consejo de ministros sobre cuáles son las prioridades de políticas públicas en las que este Gobierno quiere trabajar. Más bien, la impresión que da –justamente por sus idas y vueltas y falta de planes– es que la regla general es que cada sector se maneja como una isla. Y que solo algunas de estas siguen avanzando, en piloto automático y principalmente gracias a sus servidores públicos. Pero, por ejemplo, ¿Qué plan serio existe en seguridad? ¿o en infraestructura? ¿o en salud? ¿o educación?
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Por otro lado, ¿es realmente esto una sorpresa si nos detenemos a pensar en cuál ha sido el liderazgo que ha mostrado la presidenta hasta el momento? Inició sin poder tomar una decisión firme sobre si iba o no a convocar a elecciones. Pero tras decidir no hacerlo, hoy queda claro que sus prioridades –reveladas por sus conductas y decisiones– no han estado ni están alineadas con los problemas del país.
Mientras afrontamos crisis como las provocadas por el crimen, la falta de acceso a medicamentos básicos y la falta de empleo formal, la presidenta solo se ha pronunciado en público para pedir permiso para salir del país. Y solo en contadas ocasiones, para responder a momentos de crisis o acusaciones en su contra.
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Su viaje al Vaticano, e incluso el viaje a Ecuador, tenían cierta justificación. ¿Pero es realmente pertinente que ahora vuelva a viajar a Estados Unidos? ¿o que gaste hasta soles S/1,400 soles en comida para una reunión del Consejo de ministros? ¿Piensa la presidenta que era prudente celebrar su cumpleaños a lo grande y con banda de músicos como lo hizo la semana pasada en Palacio (esperemos que con sus propios recursos)?
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Mientras Boluarte siga actuando de esta forma, la descomposición institucional del Ejecutivo probablemente continúe avanzando. Y sus chances de llegar al 2026, seguirán decreciendo.