"Se trata de un mercado naciente que, con el arancel de 50%, corre el riesgo de contraerse" (Foto: AFP)
"Se trata de un mercado naciente que, con el arancel de 50%, corre el riesgo de contraerse" (Foto: AFP)

La semana pasada, hizo otro de sus acostumbrados anuncios . Ahora le tocó al , cuyos importadores en dicho país tendrán que pagar un de 50% a partir del 1 de agosto. A diferencia de los aranceles “recíprocos”, la decisión en torno al metal rojo está basada en motivos de “seguridad nacional”, a raíz de un informe que encargó al a fines de febrero (Gestión 28/02/25) y que se esperaba que estuviera listo a fines de este año. Bloomberg informó que el nuevo gravamen incluirá productos semiacabados, es decir, manufacturas de cobre.

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En el Perú, el Gobierno y algunos analistas se apresuraron en señalar que si bien nuestro país es el tercer exportador mundial de cobre, Estados Unidos solo explica el 2.4% de dichos envíos (el 2024) y que el grueso se dirige a China, de modo que el impacto no será considerable. Si bien el porcentaje es relativamente pequeño –el 2023 fue algo mayor (3.1%)–, hace que el Perú sea el tercer exportador del metal a Estados Unidos, aunque muy lejos del primero, que envía diez veces más (Chile). El segundo es Canadá, que duplica los embarques peruanos. Estamos hablando del cobre refinado, que es catalogado como exportación tradicional. Poco se ha dicho acerca de bienes cupríferos con mayor valor agregado, que son considerados exportaciones no tradicionales (XNT).

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Es que las manufacturas de cobre habían comenzado a abrirse camino en el mercado estadounidense, gracias a la construcción de data centers, que son intensivos en su uso. Según el BCR, el 2024 aumentaron las exportaciones a dicho país de tiras de cobre refinado (131.5%), alambrón de cobre (32.8%) y barras de cobre refinado (29.9%). Ese comportamiento continuó en el primer trimestre del presente año. Entre el 2023 y el 2024, los envíos de manufacturas de cobre a Estados Unidos pasaron de US$ 198 millones a US$ 340 millones.

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Son montos relativamente pequeños, pero se trata de un mercado naciente que, con el arancel de 50%, corre el riesgo de contraerse pues los importadores estadounidenses podrían reemplazarlos por producción local. Si bien la transición energética y el impulso de data centers en otros países garantizan demanda para las manufacturas de cobre, incluidas las peruanas, conquistar nuevos mercados no sucede de la noche a la mañana. Las empresas que apostaron por este rubro necesitarán respaldo para buscar clientes que sustituyan a los que posiblemente pierdan en Estados Unidos, pero dudamos que este Gobierno les proporcione algún respaldo.

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