
POBREZA MONETARIA. El nuevo titular del MEF, Raúl Pérez-Reyes, ha señalado que el PBI peruano debe mantener un ritmo anual de crecimiento “por encima de 3.5%” para que la pobreza monetaria vuelva a su nivel prepandemia “en tres, cuatro o en no más de cinco años”. Esto a raíz de que el INEI informó este mes que dicha condición afectó al 27.6% de la población del país el 2024. El 2019, el año previo a la pandemia, fue 20.2%, y se incrementó en 0.9 puntos porcentuales el 2020, debido a la recesión inducida por el covid-19. A pesar de la recuperación del 2021, el indicador volvió a empeorar en el bienio 2022-2023. Es que cuando la economía se desacelera o decrece, la pobreza aumenta.
Al parecer, Pérez-Reyes cubrió todos los escenarios posibles, aunque el optimista no se materializaría porque las proyecciones de expansión para este año se ubican por debajo del umbral de 3.5% –salvo el cálculo del propio MEF, siempre optimista–. Y para el 2026, el BCR proyecta una variación de 2.9%, respecto del 2025. Eso significa que, considerando esas cifras y los factores que influyen en el comportamiento de la economía nacional, la pobreza monetaria regresaría a su nivel prepandemia recién el 2029.
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El INEI mide este indicador a partir del gasto de los hogares en una canasta básica de consumo. Quienes viven en hogares que no pueden cubrir dicho gasto se encuentran en situación de pobreza monetaria. Y si no pueden cubrir, ni siquiera, una canasta de consumo de alimentos, padecen pobreza monetaria extrema –el 5.5% de la población el 2024, frente al 2.9% el 2019–.
Otro indicador que merece atención es la población vulnerable: su gasto supera el umbral de la pobreza monetaria, pero está en riesgo de caer en pobreza ante cualquier cambio desfavorable de sus condiciones económicas. En esta condición se encuentra casi la tercera parte de la población (31.8%). El INEI cuenta con una comisión consultiva que revisa su metodología de indicadores de pobreza. Al respecto, ha recomendado tener en cuenta “nuevas dinámicas de consumo”, en particular, gasto en seguridad, comercio electrónico y servicios digitales.
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La receta para que la pobreza monetaria disminuya con mayor rapidez es sencilla: mayor crecimiento del PBI con un fuerte componente privado, porque el gasto público no será suficiente. Pero no se logrará si la incertidumbre provocada por la inestabilidad política sigue congelando inversiones. Tampoco será posible con gobiernos ineptos y sin visión de futuro, que encima encargan ministerios a operadores políticos y no a técnicos, como acaba de ocurrir con el MTC.
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