
Escribe: Luis Alberto Arias M., economista
Charles Lutwidge Dogson, cuyo seudónimo era Lewis Carrol, era un diácono anglicano, lógico, matemático, fotógrafo y escritor británico. En 1865 escribió su famoso cuento “Alicia en el país de las maravillas”. El cuento trata sobre una niña llamada Alicia que cae en una madriguera a un mundo fantástico que desafía las leyes de la realidad.
Ciento sesenta años después, la presidenta Dina Boluarte debe haber caído en su propia madriguera a un mundo fantástico, como la Alicia del cuento, porque solo así puede explicarse un conjunto de datos carentes de toda lógica, sobre las variables económicas que enunció en su último mensaje presidencial del 28 de julio. Veamos:
Señaló que “el déficit fiscal ha continuado su camino decreciente ubicándose a junio de este año en 2.6% del PBI y que a fines del año el déficit podría estar en el rango de 2.6% a 2.8% del PBI”. Resulta que cuando Boluarte asumió su mandato, a fines del 2022, el déficit fiscal equivalía a 1.7% del PBI, de allí en adelante creció a 2.7% y a 3.5%, en los años 2023 y 2024, respectivamente, y se reducirá algo en el presente año, pero seguirá siendo mayor que el nivel existente cuando ella asumió. De manera que el camino decreciente que Dina ve existe solo en su mundo fantástico.
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Afirmó que “proyectamos una recaudación histórica para el cierre del 2025 que supere los 173 mil millones de soles, 16 mil millones más que el 2024”. Nuevamente, si medimos la recaudación como porcentaje del PBI, que es como Dogson y cualquier matemático serio lo harían, la recaudación ha venido cayendo desde el 2022. En dicho año fue equivalente a 16.9% del PBI, para luego descender a 14.8% y 14.4% del PBI en el 2023 y 2024, respectivamente y muestra solo una leve recuperación a 14.6% del PBI a junio del presente año. ¿En qué realidad ve una recaudación histórica Dina?
Siguiendo con la recaudación, la presidenta señaló que: “para mejorar el sistema tributario venimos impulsando medidas como la simplificación del esquema fiscal para empresas de menor tamaño, la adecuación de los impuestos selectivos al consumo (ISC) a estándares internacionales, el perfeccionamiento del impuesto a la renta y los impuestos municipales, la racionalización de los beneficios tributarios”. Ninguna de estas medidas se está impulsando. Por el contrario, el Congreso ha suspendido el cobro del ISC a las casas de apuestas online y ha abundado en el otorgamiento de exoneraciones tributarias sin ninguna capacidad de oposición y no pocas veces con el beneplácito del Ministerio de Economía y Finanzas.
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Deuda y calificación
Respecto a la deuda pública nos dijo que en diciembre del 2022 la misma fue equivalente a 33.3% del PBI y al cierre del 2024 se redujo a 32.1, siendo que los resultados al cierre del primer trimestre son aún menores llegando a 31.1% del PBI. Sin embargo, la deuda pública neta, que es aquella que descuenta de lo que debemos a nuestros acreedores lo que el fisco tiene ahorrado, ha crecido veinte puntos del PBI desde el 2013 hasta el 2024. Solo en los últimos tres años nos hemos consumido cerca de treinta mil millones de soles de nuestros ahorros fiscales. Si financiamos el déficit fiscal con los ahorros fiscales se explica por qué la deuda pública no crece.
En cuanto a la calificación crediticia, dijo: “a fines de junio del presente año la calificación crediticia se considera estable”. Respecto a este tema cabe señalar que la calificación crediticia es un indicador que no se revisa en plazos cortos. En el mundo existen tres calificadoras de riesgo internaciones importantes: Moodys, Standar & Poors y Fitch. Si comparamos la evolución de las calificaciones crediticias actuales con respecto a las del año 2021, en los tres casos nos encontramos con calificaciones crediticias menores respecto a dicho año, pero lo más grave es que en el caso de S & P estamos a solo un nivel de perder el grado de inversión y en Moodys y Fitch estamos dos niveles de perder dicho grado. Si bien las agencias han estabilizado sus perspectivas lo han hecho en niveles más bajos.
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Respecto a la pobreza, Boluarte sostuvo que la pobreza monetaria ha disminuido como resultado del crecimiento económico, entre otras variables, sin embargo, la tasa de pobreza monetaria para el 2024 se ubicó en niveles de 27.6%, significativamente superiores a los niveles prepandemia, 20.2% y similares a los niveles del 2022. Para el presente año no se prevé una reducción importante.
Finalmente, lo más fantasioso del discurso fue cuando se refirió a la informalidad laboral. Respecto a esto dijo: “próximamente aprobaremos la estrategia nacional de formalización laboral, cuya meta es alcanzar una tasa de 50% de formalidad”. No explicó ninguna estrategia ni acción concreta para reducir la informalidad laboral en más de veinte puntos porcentuales, desde el más de 70% que se encuentra actualmente.
El país de las maravillas en el que vive Dina la presidenta trató de ser interpretado por el ministro de Economía, Raúl Pérez Reyes, cuando se refirió a las cifras del déficit fiscal. Según el mensaje, la presidenta reconoció que por tercer año consecutivo no se cumpliría con el techo para el déficit que establece la regla fiscal. El ministro se ha apresurado en corregir que si se cumplirá y que el déficit no excederá el 2.2% del PBI. Señaló que la mandataria solo lee el mensaje y que entre tantas cifras no se dio cuenta del error. Son los técnicos los que lo redactan y entre varias versiones del texto los técnicos se equivocaron, argumentó.
Si es cierto lo que dice el ministro haría bien la presidenta en tener claro cuáles son las metas para el déficit fiscal porque de su cumplimiento depende la responsabilidad fiscal del país y sus calificaciones crediticias, o tal vez, prefiera seguir en su madriguera.
