
Pese a que el titular del MEF, José Salardi, no se cansaba de insistir en que su cartera proyectaba un crecimiento de 4% del PBI del país para este año, los técnicos del MEF que elaboraron el Informe de Actualización de Proyecciones Macroeconómicas (IAPM) para el periodo 2025-2028, no quisieron enmendarle la plana completamente a su jefe y optaron por una solución cuasi salomónica: presentar su cálculo de la expansión del PBI para el 2025 dentro de un rango (entre 3.5% y 4%), aunque para los demás indicadores que contiene el documento “se utiliza la proyección conservadora de 3.5%”.
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El principal motivo de este ajuste a la baja es la incertidumbre que a nivel global están ocasionando las erráticas decisiones económicas del Gobierno de Donald Trump, en particular, las alzas de aranceles a los bienes que Estados Unidos importa –salvo excepciones, que son modificadas casi a diario–. El IAPM precisa que una eventual desaceleración de las principales economías del mundo, a causa de la guerra comercial iniciada por Trump, podría afectar negativamente la demanda externa de productos peruanos como minerales, agropecuarios e insumos industriales.
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Según el IAPM, en los últimos 15 años, aproximadamente el 60% de la variabilidad del crecimiento económico del país ha estado explicada por choques externos. En otras palabras, el “efecto Trump” le arrebataría a la economía peruana 0.5 puntos porcentuales de crecimiento este año, según el MEF, que suele tener proyecciones más optimistas (o menos pesimistas) que el BCR, bancos de inversión y organismos internacionales. Por ejemplo, el BCR calculó en marzo –antes de los aranceles de Trump– que el PBI peruano crecería 3.2% este año. Para el FMI, que actualizó sus cifras ya con el despelote de Trump iniciado, será 2.8%.
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El MEF tiene un historial de proyecciones (y declaraciones) alejadas de la realidad, pero en años recientes, esta tendencia se ha acentuado. Al respecto, otra predicción del IAPM parece más un deseo que un dato factible: cerrar el 2025 con un déficit fiscal de 2.2% del PBI, reduciéndolo del enorme 3.5% del PBI generado el 2024. Entre los recortes y ajustes citados, figura un extraño “retiro del aporte de capital a Petroperú” que se otorgó el 2024 (se lo menciona siete veces), pero también se indica que, dado que este año no habrá aporte para esa ineficiente empresa estatal, el efecto estadístico generaría una desaceleración del gasto público. El MEF debe aclarar esa confusión, porque “retiro de aporte de capital” no es lo mismo que “no habrá aporte de capital”.