
El resultado de las elecciones legislativas en Argentina ha traído algo más que euforia en los mercados: ha abierto una oportunidad para la gobernabilidad. Javier Milei, que llegó al poder en medio de la desconfianza de buena parte de la clase política, acaba de obtener un respaldo que le permitirá impulsar las reformas estructurales que su programa libertario exige. Y eso, más allá de simpatías o discrepancias ideológicas, es una buena noticia.
Argentina enfrenta una de las crisis económicas más severas de su historia reciente: una inflación de tres dígitos y una moneda que parecía condenada a la depreciación permanente. Milei ha prometido avanzar en una profunda reforma laboral que flexibilice la contratación y reduzca los costos de despido, así como en una reforma tributaria orientada a simplificar el sistema y eliminar impuestos distorsivos. También busca revisar el régimen previsional, uno de los pilares del gasto público. Nada de eso sería viable sin una base legislativa mínima que otorgue estabilidad y capacidad de negociación.
El caso argentino contrasta con la experiencia peruana de los últimos años. En nuestro país, varios presidentes han debido gobernar sin respaldo congresal, enfrentando vacancias y crisis que han hecho de la política una sucesión de sobresaltos. La consecuencia ha sido la imposibilidad de articular una agenda de reformas –ni laborales, ni tributarias, ni previsionales–, a pesar de que la economía también acusa señales de agotamiento.
Argentina y Perú comparten más de lo que parece. Ambos son socios en el Mercosur ampliado, mantienen un intercambio comercial con potencial (las exportaciones peruanas son de unos US$ 200 millones anuales) y tienen oportunidades de cooperación en diversos sectores. Pero mientras Buenos Aires intenta ordenar su política económica bajo un liderazgo que, por ahora, luce fortalecido, acá seguimos atrapados en una dinámica donde ningún gobierno logra sostener una mayoría parlamentaria.
El mensaje es claro: sin estabilidad política no hay reforma posible. Y sin reformas, ningún crecimiento es sostenible. Milei ha recibido un voto de confianza que, si sabe administrar, podría marcar el inicio de una etapa de recuperación para Argentina.






