
Escribe: Joswilb Vega, Chief Investment Officer de Profuturo AFP
Según las estimaciones de la ONU, se calcula que la población mundial siga creciendo y alcance un pico de 10,300 millones de personas hacia el 2084, reflejando un incremento de la esperanza de vida al nacer de 73.3 años hasta 81.7 años y una disminución de la tasa de natalidad global de 2.2 hijos por mujer hasta 1.8; cabe resaltar que la tasa de natalidad de equilibrio para mantener estable la población es de 2.1 hijos por mujer.
Algunos estudios paralelos señalan que estas estimaciones estarían sobredimensionadas y que alcanzaríamos el pico de población mucho antes del 2084 y que la caída de la tasa de natalidad sería más pronunciada, sobre todo porque dicha tasa en los países de bajos ingresos se reduciría de 4.46 hijos por mujer a menos de dos.
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Esta caída en la tasa de natalidad es un fenómeno global y sin precedente que recrudece en algunos países. En Alemania, por ejemplo, la tasa de natalidad está en niveles de 1.35 hijos por mujer, Japón por su lado se encuentra en 1.15 y en Estados Unidos se alcanzó un mínimo histórico de 1.6. Todas estas tasas se encuentran por debajo del 2.1 necesaria para mantener la población constante, lo que significa que en algunas décadas estos países tendrán serios problemas demográficos, económicos, sociales y hasta culturales.
Es difícil identificar un factor como causa fundamental de este declive en la tasa de natalidad. La realidad es que hay muchos factores que inciden en este fenómeno, por lo cual es complejo de solucionar. Entre los factores más importantes se encuentra el nivel educativo de las mujeres, la disponibilidad y accesibilidad de la vivienda y las guarderías, la situación del mercado laboral, la conciliación de la vida laboral y personal, y las normas sociales.
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A estos factores hay que agregar los esfuerzos por aumentar la tasa de participación femenina en la fuerza laboral para amortiguar el impacto del cambio demográfico en el mercado laboral y la creciente proporción de jóvenes que no quieren tener hijos.
Actualmente, los países desarrollados han implementado políticas para revertir esta situación como prestaciones económicas y créditos fiscales. Por ejemplo, en Rumania se otorga pagos correspondientes de hasta 89 semanas de trabajo. Además, muchos otorgan licencias de maternidad prenatales y postnatales de hasta 164 semanas como en Eslovaquia.
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En general, el gasto de los países OCDE en políticas familiares, como las exenciones fiscales, las prestaciones económicas y los servicios concedidos a familias e hijos, representaron el 1.8% del PIB. En la UE-27, la proporción media del gasto público destinado a familias e hijos ha aumentado de 1.6% en el 2001 a 1.9% del PIB en el 2023. A pesar de dichos esfuerzos las tasas de natalidad siguen cayendo, por lo cual pareciera que solo con incentivos económicos no se va a revertir. Se requiere de un esfuerzo coordinado e integral.








