Escribe: Galantino Gallo, CEO de Prima AFP
Es momento de que el Estado amplíe los límites de inversión en el extranjero de las administradoras de fondos de pensiones (AFP). Las AFP tienen la responsabilidad, no solo de resguardar los ahorros de los afiliados, sino también de invertirlos estratégica y responsablemente con el objetivo de que obtengan buena rentabilidad. La meta: pagar pensiones que permitan jubilaciones tranquilas, con la predictibilidad que aporta un ingreso fijo.
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Desde que existe, el sistema privado de pensiones ha cumplido de manera eficiente con el encargo. En poco más de 30 años ha logrado una rentabilidad promedio anual del 10% para quienes participan de él, superando ampliamente a cualquier otra opción de inversión disponible en el país. Una situación que debería llevar a las autoridades a pensar cuánto más se podría lograr y cuán más seguros podrían estar los fondos si es que se flexibilizaran algunos de los límites que hoy pesan sobre sistema privado. El que restringe a 50% las inversiones en el extranjero de las administradoras, es uno de ellos.
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Los beneficios de una ampliación de este porcentaje serían significativos, sobre todo si consideramos la razón de ser del sistema de pensiones y la importancia, no solo de conseguir los mejores retornos para los fondos, sino también de procurar la mayor estabilidad para esos ahorros. Expandir la inversión en el extranjero abre las puertas a nuevas y mejores oportunidades en mercados más competitivos y favorece la diversificación de los portafolios para evitar los riesgos de guardar todos los huevos en una o pocas canastas.
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Además, si bien no se puede negar el potencial del mercado de capitales local, tampoco se pueden pasar por alto sus vulnerabilidades y el hecho de que, en los últimos años, este ha perdido algo de fuerza. En el campo de la renta variable, por ejemplo, la liquidez ha mostrado una tendencia decreciente, con un volumen negociado diario que pasó de cerca de US$ 12 millones en los últimos 15 años a US$ 7 millones en los últimos cinco. Con respecto a la renta fija, las emisiones han pasado de S/ 5 mil millones por año prepandemia (con 90% correspondiendo a financiamientos mayores de un año) a S/ 3.5 mil millones por año (con apenas 8.5% correspondiendo a financiamientos mayores de un año). Todas circunstancias que limitan los beneficios que se pueden obtener para los afiliados.
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Entre los argumentos para justificar la existencia de estos límites está, por ejemplo, que las inversiones de las AFP sirven para estimular el desarrollo económico nacional. Pero la flexibilización en ninguna medida significaría que las administradoras dejarían de apostar por el país. Y esta posibilidad es aún más remota si es que los límites se amplían a 80%, como ya han propuesto algunas iniciativas legislativas. Dicho eso, no se puede olvidar que dinamizar la economía no es el objetivo del sistema previsional, toda vez que su foco es obtener los mejores resultados posibles para los afiliados. Y las restricciones en cuestión van a contrapelo de ese propósito.
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Tampoco podemos ignorar el impacto positivo que tendría, a largo plazo, una mejora en los resultados del sistema previsional. Jubilados con pensiones más altas no solo disfrutan de una mejor calidad de vida, sino que también reducen la carga financiera sobre el Estado y alivian la presión sobre las futuras generaciones. Por lo que estamos hablando, literalmente, de una apuesta por el futuro del país.
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En la mayoría de los países de la OCDE no se establecen límites específicos para las inversiones en el extranjero. En Chile, por ejemplo, el límite acumulado en todos los fondos es del 80%, aunque en algunos se permite invertir hasta el 100% fuera del país. En los Países Bajos, cuyo sistema previsional está considerado el mejor del mundo según el Índice Global de Pensiones del Mercer CFA Institute 2024, no existe un límite porcentual fijo. En cambio, se prioriza la gestión de riesgos y una diversificación adecuada, alineadas con las normas del Banco Central de los Países Bajos y las directivas de la Unión Europea.
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Así las cosas, las ventajas para los afiliados al sistema de pensiones de una ampliación en los límites de inversión en el extranjero son innegables y en ninguna medida están divorciados con los intereses del país en general. Es momento de que el Congreso lo haga realidad.
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