
Escribe: Enzo Defilippi, profesor de la Universidad del Pacífico
El Indecopi ya no es el que era antes. Esta institución, alguna vez considerada una de las “islas de eficiencia” del Estado peruano, ha pasado de emitir algunas resoluciones cuestionables (como la de la “canchita” en el cine), a emitir una que atenta contra la lógica económica más elemental: que el Terminal Portuario de Chancay (TPCH) no enfrenta competencia.
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Yo he leído el informe técnico la Dirección Nacional de Investigación y Promoción de la Libre Competencia (DLC) que llegó a esta conclusión y lo encuentro tan, pero tan deficiente, que de haber sido un trabajo académico lo hubiese jalado.
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El informe está plagado de serios errores conceptuales y de falta de sustento. El principal es que ignora el principio más básico del análisis de competencia: que los mercados se analizan desde el punto de vista de la demanda. De haberlo hecho, es decir, de haber siquiera intentado analizar de dónde sale o a dónde llega la carga que embarca y desembarca por el Callao, la DLC se hubiese dado cuenta de que el área de influencia del TPCH se traslapa con otros puertos, y cuando ello ocurre la única conclusión posible es que existe competencia. Pero no, además de suponer sin ningún sustento que el TPCH sólo podría competir con el Callao, la DLC ha malentendido un párrafo de su Plan Maestro para concluir que atenderá una carga diferente a la que transita por el Callao. ¿Y por dónde importan y exportan hoy las empresas que atenderá el TPCH? Basta responder esa pregunta (que, increíblemente, la DLC no se hace) para descartar las absurdas conclusiones del informe.
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Pero eso no es todo. En otra sección del informe, la DLC analiza cuál sería el costo adicional de usar el TPCH para un dueño de carga ubicado en Lima, pero, increíblemente, lo hace sin llevar a cabo un análisis de costos. Sí, llega a la conclusión de que estos son sustancialmente mayores porque llegar al TPCH desde el centro de Lima demora una hora y 20 minutos más que al Callao. ¿En serio? ¿Aún si todos los contendedores saliesen del centro de Lima, cuál puede ser el costo de 80 minutos de viaje extra en camión? ¿S/ 1,000, S/ 2,000? ¿Y cuánto es eso con relación a los $ 250,000 que puede valer un contenedor de 40 pies de pecanas, o a los $ 100,000 que puede valer uno de 20 pies de ají? Además, ¿cuán significativos pueden ser 80 minutos para un contenedor que va a pasar días en el mar?
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Por otro lado, si en 15 días sale un barco a Shanghái por el Callao y en ocho otro por Chancay, ¿es razonable suponer que un exportador ubicado en Lima esperará una semana más para ahorrarse S/ 2,000? Eso carece sentido económico. Es como concluir, sin analizar si su servicio es mejor o la gasolina más barata, que nunca iríamos al grifo que está a cinco cuadras de nuestras casas porque hay otro una cuadra más cerca.
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Todo esto no pasaría de una anécdota si este informe no nos fuera a costar a los peruanos millones de soles en procedimientos regulatorios, trámites evitables y desincentivo a la inversión. Sí, pues, el Indecopi ya no es el que era antes.

Profesor de la Universidad del Pacífico. Exviceministro de Economía.