
Escribe: Jorge Toyama Miyagusuku, socio de Vinatea & Toyama.
Los CEO son los líderes de las organizaciones, ocupan los puestos laborales más altos y son quienes promueven o sostienen la cultura organizacional, así como la estrategia de los negocios. Suelen tener condiciones de trabajo preferentes, plataformas de beneficios atractivas y compensaciones altas atadas a metas y resultados. Pero, ¿a qué están expuestos, además de cumplir con los desafíos de su negocio?
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Tengo varios compañeros y amigos en este rol. Hace poco, uno de ellos me llamó preocupado, así que almorzamos juntos. Me comentaba que se sentía solo dentro de la organización, que es difícil tener amigos o compartir inquietudes entre sus C-levels. Sin embargo, su mayor preocupación eran los riesgos legales asociados a su puesto. Con mayor frecuencia leía noticias, sentencias y publicaciones en redes, que resaltaban las mayores responsabilidades y presiones sobre los CEO.
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Me puse en su lugar y lo entendí. Cada vez más, la regulación establece parámetros más estrictos para los CEO. Limitaciones, obligaciones, multas y hasta sanciones administrativas y penales. En adición, los jueces laborales indican que, ante un retiro de confianza, no tienen derecho a una indemnización por despido arbitrario, todo queda en la potestad de la empresa.
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Comencé explicándole que las obligaciones generales se relacionan con verificaciones o validaciones generales de sus reportes sobre el cumplimiento de obligaciones administrativas, laborales, tributarias y ambientales. En estos casos, la responsabilidad suele quedar en la empresa como entidad, salvo que se demuestre fraudes o actos de mala fe de los directivos, incluido un CEO, donde puede haber multas, sanciones administrativas y hasta penales.
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Lo que más le preocupaba eran los accidentes de trabajo de su personal o de terceros. Hay casos donde la responsabilidad penal alcanzó a un gerente general (inclusive, en un proceso, se condenó a prisión por un accidente fatal de un tercero). La regla general es que las sanciones deben recaer en quienes, por acción u omisión, participaron en actos ilícitos. Por ejemplo, habrá responsabilidad de un CEO si, por temas de costos, ordena un protocolo inseguro que genera un accidente de un trabajador de una tercerizadora. En cambio, si un acto de corrupción a un funcionario público fue aprobado por un gerente de línea para conseguir una licencia de funcionamiento en contravención a las políticas internas y con pleno desconocimiento del CEO, las sanciones deberían excluirlo.
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En general, las responsabilidades comprenden la gestión empresarial (fijar y desarrollar la cultura y la estrategia empresarial; liderar la gestión de personas; cumplir los protocolos legales; contar con un plan de crisis; etc.); financieras (cumplir los presupuestos, eficiencia de gastos, envío de información a la SMV, auditorías contables, etc.) y estatutarias (gobierno corporativo, participación en el Directorio y Asamblea de Accionistas y las relaciones con estos órganos societarios).
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Un tema no menor es la gestión de riesgos y compliance. Toda empresa debe tener una matriz de riesgos reales y potenciales, con las estrategias para gestionar, mitigar o eliminar los riesgos legales, operativos y financieros. Un aspecto clave para el óptimo funcionamiento de esta matriz es la definición clara de las responsabilidades laborales y roles (en perfiles de puestos, contratos de trabajo, árbol de responsabilidades, etc.), con fechas y metas claras.
¿Qué le sugerí a mi amigo CEO?
Hacia el final del almuerzo, más que aspectos legales, le compartí tres sugerencias para una gestión distintiva y dejar un legado significativo. Además, estas líneas reducen muchísimo la exposición a riesgos para un CEO.
Primera sugerencia: ser una buena persona, sobre todo, con humildad genuina. Mucha. Un CEO debe tratar a todos, como le gustaría que lo traten. El liderazgo se consigue con respeto y compromiso que se genera en los demás, no con estatutos ni jerarquías donde se le reconocen sus facultades y a sus subordinados los deberes.
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Segunda. Rodearse de los mejores gerentes y profesionales. Los C-levels y profesionales clave deben ser, en sus especialidades, mejores que el CEO. Un equipo de alto rendimiento cuestiona con fundamentos, posee habilidades blandas desarrolladas, visión estratégica clara con capacidad de ejecución y previene errores costosos además de riesgos innecesarios.
Tercera. Liderazgo inspirador. La mayoría de los mejores trabajadores apuestan por líderes que los motiven, que los conviertan en mejores profesionales pero, sobre todo, en mejores personas. Recodemos que el primer motivo de atracción y retención del talento comienza por un CEO que se preocupa genuinamente por el bienestar integral de la organización, basada en una cultura de respeto y confianza.
Sé que ser CEO implica grandes desafíos, pero también tienes una oportunidad única de inspirar a tu equipo, impactar vidas de manera positiva y trascender mucho más allá de las cifras.

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