
Escribe: Thomas Thorndike, Socio en Garrigues
En tiempos en los que la IA puede procesar información a una velocidad superior a la de cualquier ser humano, el sentido común sigue siendo un terreno exclusivamente nuestro.
Revisar decisiones pasadas —éxitos y errores— transforma experiencia en aprendizaje. Requiere honestidad intelectual y un entorno donde se puedan reconocer fallos sin temor".
La disciplina en el seguimiento de algo bien planificado, convierte buenas ideas en resultados concretos.
Muchos hemos visto que profesionales técnicamente brillantes tropiezan en la toma de decisiones clave, así como el manejo de clientes, contrapartes o equipos. En contextos complejos —como suele ocurrir en negociaciones y transacciones en momentos de presión—, lo que más pesa no es cuánto uno sabe, sino cómo uno interpreta y aplica lo que sabe y, especialmente, saber “leer” con qué fin y a quién se comunica.
El conocimiento técnico y la capacidad de tomar decisiones son habilidades fundamentales, sin embargo, considero que la característica determinante —y lamentablemente escasa— del éxito profesional en el ámbito de gestión, estrategia, negocios y transacciones, es lo que llamamos “sentido común”.
Sir Andrew Likierman, exdecano de la London Business School, estudió la naturaleza del “juicio profesional” y recientemente publicó Judgement at Work: Making Better Choices, libro en el que explica cómo mejorar el propio criterio y cómo reconocerlo en los demás.
Inspirado en sus ideas y en mi propia experiencia, resumo lo que yo considero los ocho elementos del sentido común aplicados a la gestión, estrategia, negocios y transacciones:
1. Gestionar el conocimiento y la experiencia. El sentido común profesional se construye sobre el conocimiento técnico y la experiencia contextual —operaciones, crisis, negociaciones, etcétera— que va construyendo una biblioteca inconsciente de precedentes. Ambos elementos permiten identificar patrones, conectar variables y anticipar tendencias, y a su vez, ayudan a determinar cuándo la experiencia ilumina y cuándo sesga.
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2. Consciencia situacional. El sentido común requiere interpretar el contexto. Factores como el timing, la dinámica interpersonal, los egos, la ambición o potenciales agendas ocultas, pueden alterar sustancialmente cualquier decisión. Saber “leer la situación” implica poder observar simultáneamente el detalle y el panorama general, de cara a cada interacción profesional.
3. Seleccionar y gestionar la información. En tiempos de sobreinformación y fake news, lo fundamental es la habilidad de poder cuestionar y filtrar data, más que obtenerla. Cuestionar fuentes, métodos y motivaciones, así como tratar de entender perspectivas disidentes para salir de la propia “caja de resonancia”, es esencial de cara a poder discernir si determinada información aporta valor o solo ruido.
4. Calibrar la credibilidad y la confianza. Ninguna decisión compleja se toma en solitario. El sentido común debe guiar cómo y en qué medida distribuir la confianza entre las personas con las que se interactúa. Es indispensable evaluar los perfiles y medir los incentivos de dichas personas, combinando escepticismo profesional con empatía estratégica.
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5. Planeamiento y seguimiento. Muchas decisiones correctas fracasan al implementarse. El sentido común se refleja en el planeamiento (claridad en los roles, establecimientos de hitos, anticipación de problemas, etcétera) y el seguimiento (control de los avances) en la ejecución. La disciplina en el seguimiento de algo bien planificado, convierte buenas ideas en resultados concretos.
6. Reflexión y retroalimentación. Revisar decisiones pasadas —éxitos y errores— transforma experiencia en aprendizaje. Requiere honestidad intelectual y un entorno donde se puedan reconocer fallos sin temor. Si uno no se detiene a analizar de forma honesta cómo se llegó a un resultado, corre el riesgo de no aprender nada del mismo.
7. Equilibrio entre humildad y confianza. La experiencia sin humildad crea puntos ciegos; la humildad sin confianza puede paralizar. El sentido común llama al equilibrio: convicción basada en preparación, temperada por curiosidad y apertura.
8. Perspectiva, diversidad y criterio colectivo. El sentido común se nutre de la inteligencia colectiva y la diversidad de miradas. Fomentar el desacuerdo constructivo y el desafío respetuoso, ayuda evita la “visión de túnel” y fortalece la calidad de las decisiones.
En tiempos en los que la IA puede procesar información a una velocidad superior a la de cualquier ser humano, el sentido común sigue siendo un terreno exclusivamente nuestro. La IA puede ofrecer datos, pero no contexto; puede identificar patrones, pero no intenciones; puede optimizar decisiones, pero no ponderar su significado humano.
El sentido común —resultante de esa combinación de conocimiento, experiencia, empatía, prudencia y propósito— en la gestión, estrategia, negocios y transacciones, es lo que nos da mayor valor como seres humanos en un mundo de algoritmos.
Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor.








