
Escribe: Antonio Risso, Managing Director de Wealth Management de Credicorp Capital
(18 de abril del 2025) Los mercados financieros vuelven a estar en el centro de los titulares con los recientes anuncios arancelarios del presidente Donald Trump. Esta nueva capa de incertidumbre ha exacerbado la volatilidad y especulación en los activos financieros. Desde fuertes caídas en la renta variable hasta movimientos en tasas, monedas y latentes señales de tensiones comerciales, los inversionistas han sido recordados una vez más de cuán rápido puede cambiar el sentimiento del mercado.
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En este punto, es importante tomar perspectiva y entender que la volatilidad no es un enemigo sino parte inherente de invertir. Desde el inicio de los mercados accionarios, las correcciones se han producido con regularidad y la historia muestra que, en la mayoría de los casos, suelen limpiar el efecto de una euforia excesiva, que puede dar pie a nuevas subidas ligadas a fundamentos de fondo. Así, en los últimos 45 años, el S&P500 ha registrado en promedio caídas intra-anuales de 13.5%, lo que nos indica que la corrección actual era algo esperable. Un dato interesante es que, pese a estas fuertes caídas observadas durante el año, en 37 de estas 45 ocasiones, los retornos a fin de año fueron positivos y sólo en 8 ocasiones negativo.
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Más allá de las estadísticas, ya habíamos advertido que la bolsa estadounidense estaba cara antes de esta caída, por lo que una toma de utilidades resultaba natural. Esta corrección saludable deja valorizaciones más atractivas en un entorno donde se esperan crecimientos de utilidades de doble dígito en muchas compañías.
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Como siempre refuerzo, un portafolio bien estructurado debe ser un habilitador para lograr nuestros objetivos de vida y la disciplina es nuestro mayor aliado en la toma de decisiones financieras. Puede resultar tentador “salirse un momento del mercado” esperando que se calme la volatilidad para regresar (algo que se conoce como “market timing” en el argot financiero), sin embargo, esta estrategia puede ser un juego peligroso ya que regresar nuevamente al mercado nunca es sencillo. Probablemente el mercado se adelante y empiece a subir mucho antes de que se disipen los temores económicos.
En los últimos 20 años, quienes se mantuvieron invertidos en el S&P500 obtuvieron un retorno anual superior al 10%. ¿El problema? Quienes se perdieron solo los 10 mejores días vieron esa cifra reducida a la mitad. Y lo más curioso: esos mejores días suelen venir justo después de los peores como hemos visto recientemente.
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Recordemos que la disciplina no es pasividad sino intención. Es resistir el impulso de reaccionar con ansiedad y mantenerse fiel a una estrategia construida con propósito. Como dijo Benjamin Graham: “El principal problema del inversor—y su peor enemigo—probablemente sea él mismo.” Hoy, más que nunca, esa frase cobra relevancia.