
Escribe: Alberto Arispe, gerente general Kallpa SAB.
Aprendí mucho de finanzas corporativas en las clases del profesor Aswath Damodaran, en el MBA de la Escuela de Negocios de Stern, de la Universidad de Nueva York, siempre rankeada entre las top 5 escuelas de negocios en Estados Unidos en temas de finanzas. Y en toda mi carrera en Nueva York y en Lima, he podido ver la fuerza de la teoría en la práctica.
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Señala Damodaran, que el gerente general de una empresa capitalista debe tener, siempre, como objetivo principal, maximizar el valor de la empresa de manera sostenida, a través del tiempo. Para maximizar el valor de la empresa, el CEO debe tomar decisiones financieras inteligentes sobre tres temas claves. Estos son: i) la decisión de inversión, ii) la decisión de financiamiento, y iii) la decisión sobre el dividendo.
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La decisión de inversión es importante. ¿En qué negocios debo invertir? ¿Qué riesgos debo tomar? La respuesta es simple: se debe invertir en negocios cuyo retorno esperado supere el costo de capital de la compañía y de preferencia, en aquellos donde la gerencia de la empresa tenga cierto know-how o ventaja competitiva. Para poder hacer esa comparación la gerencia debe tener claro cuál es su costo de capital, considerando el riesgo del país donde opera la empresa, el riesgo del negocio en sí, y el riesgo en que incurre todo accionista, en general, cuando toma posiciones en instrumentos financieros de renta variable. Se crea valor para la empresa cuando el retorno sobre el capital invertido supera el costo de capital de manera sostenida. Si no es así, hay destrucción de valor.
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Luego de decidir en qué activos voy a invertir, tengo que tomar la decisión de financiamiento: ¿de dónde voy a sacar los fondos para la inversión. ¿Deuda o equity (capital del accionista)? Esto es crucial, pues al obtener la estructura óptima deuda-equity que minimice el costo de capital, el valor presente de todos los flujos de caja futuros esperados del negocio será mayor. La deuda no es mala/buena; lo relevante es que el retorno de los fondos obtenidos de la deuda supere el costo financiero y, por supuesto, que el nivel de deuda vs el patrimonio no suba tanto que eleve significativamente el riesgo de toda la empresa.
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Y finalmente, está la decisión del dividendo: ¿cuánto dividendo debo pagar? ¿Qué porcentaje de mis utilidades netas debo devolver a mis accionistas? Cualquier pago de dividendos reducirá el patrimonio de la empresa, por lo que es importante determinar el nivel patrimonial que se necesita para llevar a cabo el crecimiento futuro con el mayor retorno sobre la inversión. En general, mientras más crece la empresa, menos dividendos tenderá a pagar; por lo tanto, son las empresas que están en ciclos maduros y de bajo crecimiento, las que tenderán a pagar más dividendos. Si tenemos una compañía joven, en un mercado de alto crecimiento, lo más importante para el accionista es reinvertir todas las ganancias y obtener ganancias vía la apreciación de precio de las acciones y no vía dividendos.
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Damodaran, enfatiza su regla de oro: si la gerencia no encuentra proyectos que tengan un retorno mayor a su costo de capital, debe devolver cash a los accionistas mediante dividendos o recompra de acciones. Según el prestigioso profesor, esto se vuelve un reto, pues muchos CEO creen que devolver dinero a los accionistas es dar una señal de que no están haciendo bien su trabajo. Además, hay quienes sienten que pierden poder cuando la empresa no acumula más capital. Los accionistas deben estas siempre alertas para mitigar el riesgo de invertir en proyectos poco rentables o hacer fusiones/adquisiciones pagando mucho más allá del valor fundamental.
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Todo esto va de la mano con la famosa frase del Premio Nobel de Economía Milton Friedman, quien señaló que “the business of business is business”. Es decir que el negocio de los negocios es hacer negocios; que la primera responsabilidad de las empresas es hacer negocios, maximizando sus ganancias.
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Esto ha sido cuestionado en las últimas décadas por personas que señalan que las empresas deben tener como principal objetivo el bien de la sociedad/medio ambiente. Por supuesto, es importante contribuir con la sociedad y respetar el medio ambiente, pero no debe ser el objetivo principal de la empresa.
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Mis dos centavos: la empresa se debe principalmente a sus accionistas. Cuando la alta gerencia busca el mayor retorno para sus accionistas de manera sostenida a través del tiempo, busca la eficiencia, y eso beneficia a todos los stakeholders: trabajadores, proveedores, clientes y la sociedad en general. Así, en general, los trabajadores recibirán mejor paga, porque la gerencia no querrá que se vaya el talento. Se luchará contra la discriminación pues la diversidad es buena para la empresa y fortalece la productividad de los trabajadores. Se pagará más impuestos, pues habrá más utilidades, y así la sociedad se beneficia (al menos en teoría).
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La empresa no debe buscar remplazar al Estado o ser activista, a menos que ese activismo le convenga y le traiga negocio. La empresa debe siempre buscar maximizar el valor de la compañía de manera sostenida a través del tiempo, y debe hacerlo actuando con honestidad, respetando las leyes, pagando sus impuestos, promoviendo la meritocracia, y buscando trabajar en un ambiente de respeto y simpatía hacia los demás. Eso es lo que crea valor para todos.