
Escribe: Sergio Lehmann, economista jefe de Banco Bci
El éxito en el camino al desarrollo queda definido por las estrategias y políticas que se van adoptando.
Para esos efectos, la marca de un líder, en el que prime una perspectiva basada en criterios técnicos, una mirada de largo plazo, inteligencia, sagacidad y carisma, además de ser capaz de convocar y aunar fuerzas, allana el camino, haciendo más fácil avanzar en ese propósito.
Personajes de estas características son escasos, y en estos tiempos más complejos es cuando más los extrañamos.
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Hace unas pocas semanas nos dejó Mario Vargas Llosa, tal vez el último de los representantes de una generación excepcional de escritores latinoamericanos.
Su pluma ágil, relato seductor y personalidad cautivamente, marcó un sello excepcional y deslumbró al mundo.
También en el terreno de la política fue una voz influyente, rechazando dictaduras y levantando las banderas de la libertad y el respeto. Un líder en múltiples dimensiones, quien marcó una profunda huella en el Perú.
Tan solo una fracción de lo que fue él es lo que extrañamos. La falta de liderazgos se trata de un fenómeno global, que tiene al mundo sumido en un escenario de alta incertidumbre, fragmentación y falta de cooperación. }
Producto de la guerra comercial, el crecimiento global se situaría este año, de acuerdo al FMI, en 2,8%, muy por debajo de los registros de hace unos años. Si se mantiene la guerra comercial como hasta ahora o, peor aún, escala, el registro será todavía menor, reconociéndose que hoy priman los riesgos de un panorama más negativo.
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Al mismo tiempo, vemos que los conflictos y guerras se repiten en distintos lugares, elevando aún más la tensión, mientras la institucionalidad multilateral establecida tras la segunda guerra mundial aparece debilitada y desprestigiada. La polarización, además, es la tónica que prevalece en buena parte de los países, tanto avanzados como emergentes.
Las redes sociales han agudizado este panorama, a pesar del beneficio que traen en materia de comunicación y conexiones. Redes mal utilizadas abren espacio para que pequeños grupos exacerben posiciones y eleven voces identitarias, poco representativas y muchas veces radicalizadas, que desvían el eje social central en materia de necesidades.
Para que el Perú haga una diferencia, es necesario avanzar en reducir la alta atomicidad que se reconoce en el Congreso y recuperar el prestigio de la política. El actual escenario dificulta la búsqueda de acuerdos, limitando promulgar reformas estructurales que permitan dar un impulso al crecimiento económico.
Se estima que hoy el potencial de expansión se sitúa en torno a 3%, por debajo de lo que se podría aspirar de la mano con liderazgos fuertes y comprometidos con el desarrollo.
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