
Escribe: Orlando Marchesi, Socio Líder de Tax & Legal y Socio Principal de PwC Perú
Recientemente leí un interesante artículo llamado “Incertidumbre tributaria frena el crecimiento”, que analiza la posición del Perú en el ranking Business Ready del Banco Mundial. En este informe, el país ocupa el puesto 34 de 50 naciones evaluadas por su sistema tributario. Entre otras categorías, preocupa la posición que ocupamos en cuanto a litigiosidad, siendo últimos en el ranking. Esto se debe a que la resolución de una reclamación demora más de un año desde su presentación a la Administración Tributaria.
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El artículo también menciona la alta rotación en la dirección de la Administración Tributaria, señalando que desde 2024 ha tenido seis titulares. En efecto, esto es así. Esta inestabilidad transmite señales de ineficiencia, indiferencia o una combinación de ambas. No obstante, es justo reconocer que antes demoraba más tiempo la resolución de una reclamación, a pesar de que el plazo dispuesto por el Código Tributario es de nueve meses. Es decir, se ha tratado de cortar tiempos, aunque aún no llegamos a mejores prácticas como Estonia, donde el plazo es de un mes, o Colombia, con tres meses.

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Al respecto, cabe recordar que hace unos años, el Banco Mundial emitía un documento llamado Paying Taxes, parte de su publicación Doing Business, que medía la facilidad de pagar impuestos en cada país. Se evaluaba el nivel de complejidad y el tiempo que requería cumplir con una declaración jurada para un caso base de un negocio relativamente pequeño. Perú no era de los primeros en el mundo, pero tampoco estábamos en los últimos lugares. Ya contábamos con declaraciones en línea en ese entonces y, en comparación con otros países de la región, no estábamos mal posicionados.
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Desde PwC Perú, participábamos elaborando una declaración jurada sobre el caso base para calcular el tiempo que esta tomaba. Aunque el estudio se publicó entre 2004 y 2021, mantuvimos reuniones durante varios años con equipos del Ministerio de Economía y Finanzas y la SUNAT, interesados en mejorar el ranking. Hasta 2016, según recuerdo, nos reuníamos a solicitud de ellos después de cada publicación del estudio. Con el tiempo, parece que fue disminuyendo el interés.
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Sería injusto sostener que se ha perdido esa ambición por buscar eficiencias en la Administración Tributaria. Los sistemas han mejorado y aunque seguimos últimos por litigiosidad, hoy, la SUNAT resuelve reclamaciones más rápido que hace tres años. Lo que sin duda podemos afirmar es que se requiere más celeridad, mayor predictibilidad respecto de posiciones jurídicas sobre ciertos temas y menor litigiosidad a nivel del Poder Judicial. El Tribunal Fiscal, el ente especializado en materia tributaria, debería ser la instancia final para la Administración. Para cumplir cabalmente con sus funciones no solo requiere recursos, sino un fuerte liderazgo, al menos de mediano plazo. No pueden seguir cambiando los Superintendentes con tanta frecuencia.







