
Escribe: Carlos E. Paredes, economista de Intelfin Estudios y Consultoría y docente de la U. Continental.
1 A pesar de que los directivos de Petroperú y los ministros que nos representan en su Junta General de Accionistas (JGA) han negado repetidamente que se estaría solicitando o que el Gobierno aprobaría un nuevo salvataje financiero de la empresa, la verdad es que este ya empezó. Lamentablemente, esta noticia no provino ni del MEF ni de la empresa en cuestión. Fue el BCR el encargado de darnos algo de luz sobre la real situación financiera de la empresa. En su “Resumen Informativo Semanal” del 17 de julio, señaló que el incremento del gasto de capital de junio se explicaría en parte por “el honramiento de la garantía del Gobierno Nacional de la línea de crédito de comercio exterior del Banco de la Nación a Petroperú (aproximadamente S/ 437 millones)”.
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2 El inicio de este nuevo salvataje no constituye sorpresa alguna. ¿Cómo podría una empresa con capital de trabajo negativo, sin acceso al financiamiento privado y que continúa arrojando pérdidas, no requerir del apoyo financiero del Estado? Sin este último, entraría indefectiblemente en un proceso de insolvencia. A pesar de esto, el actual salvataje molesta y preocupa aún más por su falta de transparencia. Por ejemplo, esta semana, los directivos de Petroperú continuaron negando que pedirían apoyo financiero al Gobierno, mientras que otros funcionarios públicos optaron por rebautizarlo y llamarlo “reperfilamiento”. ¿De cuándo aquí la ejecución de garantías y el verse forzado a cubrir el consecuente forado en el Banco de la Nación puede considerarse un “reperfilamiento de pasivos”?
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3 Se ha señalado que el Gobierno podría otorgar nuevas garantías (más de US$ 1,000 millones adicionales) para que la empresa acceda al mercado financiero. ¿Otorgar nuevas garantías cuando ya nos ejecutan las que dimos el año pasado? ¿Tiene sentido económico continuar respaldando al actual directorio y gerencia de Petroperú, conociendo su falta de transparencia e incalificable gestión?
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4 Es penoso escuchar al presidente de Petroperú hablar sobre la reciente evolución positiva de los bonos de la empresa, señalando que esto evidencia que el mercado premia su gestión, sin entender que lo que el mercado está haciendo es internalizar el renovado compromiso del MEF con salvar a la empresa. Otro ejemplo: esta semana, el Sr. Narváez señaló que haber dejado de operar la vieja refinería de Talara el 31/12/2019, en vez de en marzo del 2020, explica la actual crisis de Petroperú. What? En aquel entonces, se dejó de operar la vieja refinería dos meses antes de lo inicialmente previsto, tras un concienzudo análisis técnico y financiero debidamente documentado (análisis costo-beneficio, que le llaman). En contraposición, bajo la actual gestión, se decidió poner en operación la unidad de Flexicoking (la más cara de la refinería) contra la recomendación explícita de la empresa licenciante (Exxon Mobil); resultado: fallas en la unidad, menor producción y mayores costos. Una decisión desastrosa que se busca esconder.
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5 El problema de Petroperú es principalmente uno de gestión, gobierno corporativo y transparencia. Los miembros de la JGA deben tomar cartas en el asunto; es su responsabilidad. La situación ya no da para más.
