
Escribe: Javier Gamboa, gerente de inversiones de RIMAC
(27 de junio del 2025) En lo que va del 2025 el dólar se ha debilitado de manera significativa contra las principales monedas del mundo. La depreciación que ha sufrido de 9.75% en el primer semestre, reflejada en el índice DXY, es la variación semestral más fuerte de los últimos 68 semestres. Si bien este movimiento es importante, está fundamentado en tres razones de fondo: la guerra comercial, el deterioro de la percepción institucional de Estados Unidos debido a la poca predictibilidad de sus políticas y las dudas sobre la sostenibilidad de su deuda pública que proyecta un pago de intereses equivalente de entre 5% y 7% del PBI para el 2040.
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Estos problemas han generado que haya cierta cautela hacia los activos estadounidenses que tradicionalmente eran demandados en tiempos inciertos, lo que refleja una tendencia general de menor confianza en Estados Unidos como refugio seguro para las inversiones. Prueba de ello es que monedas como el yen japonés, el euro y el franco suizo se han apreciado más de 10% en promedio durante este primer semestre.
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Por su parte, el comportamiento en los mercados emergentes, que históricamente en tiempos de alta incertidumbre se comportan de manera bajista, ha mostrado una fortaleza inusual cuando normalmente sus monedas se debilitarían en una coyuntura tan incierta como la actual. En efecto, durante este periodo la mayoría de las monedas de países emergentes han tenido un comportamiento positivo. Sin ir muy lejos, el sol peruano se ha apreciado 4.7%, el peso chileno 6.1%, el peso colombiano 8.5% y el real brasileño 11%.
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Estas fluctuaciones positivas tanto en monedas de países desarrollados como en monedas de países emergentes reflejan una debilidad generalizada del dólar que podría mantenerse durante los próximos meses. Por un lado, si bien nos encontramos en una pausa de 90 días de las tarifas impuestas por Trump, la amenaza comercial persiste pues este periodo termina en menos de dos semanas. Un enfoque proteccionista no hará otra cosa que debilitar la economía norteamericana y reducir su importancia relativa en la economía global generando que su moneda se vea negativamente impactada.
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Asimismo, Estados Unidos ha logrado captar casi el 65% de la capitalización bursátil mundial y casi el 60% de las reservas de divisas producto de la globalización y la apertura de su economía. Por ello, el gran riesgo latente es que los inversionistas globales retiren parte de las reservas de riqueza que han depositado en este país durante los últimos 35 años y generen una ola de venta de activos en dólares.
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Si la guerra comercial se agrava y el proteccionismo de Trump se mantiene, muchos inversionistas empezarán a reflexionar sobre si su asignación de activos está muy concentrada en un país cuyas políticas ya no serían excepcionales para invertir. Esto supondría un golpe importante para los activos estadounidenses y potenciaría la tendencia bajista del dólar en el mundo.