
Escribe: Javier Gamboa, gerente de inversiones de RIMAC
(1 de agosto del 2025) Tras un primer semestre en el que el dólar experimentó una fuerte presión bajista a nivel global, julio trajo consigo un rebote técnico significativo que desafió las previsiones de una tendencia descendente prolongada. De hecho, el billete verde registró su mejor desempeño mensual en lo que va del año: el índice DXY creció más de 4 % tras una corrección acumulada cercana al 10 % durante el semestre anterior.
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Este repunte no puede atribuirse únicamente a factores técnicos. Su solidez se apoya en elementos que el mercado ha vuelto a considerar con fuerza: una Reserva Federal (FED) firme ante la inflación y señales de distensión en acuerdos comerciales internacionales.
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El cambio de tono de la FED ha resultado determinante. Durante varias semanas, los mercados anticiparon —a veces más por percepción que por fundamentos— que los recortes de tasas iniciarían en septiembre. No obstante, los mensajes más recientes de Jerome Powell han sido claros: no hay prisa por flexibilizar la política monetaria. Mientras la inflación permanezca por encima del objetivo y el mercado laboral continúe fuerte, no existe margen para un giro prematuro. Esta persistencia en mantener tasas elevadas ha vuelto más atractivo el dólar, especialmente respecto a monedas de países cuyos bancos centrales ya han iniciado recortes.

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Por otro lado, los avances en acuerdos comerciales entre Estados Unidos y otras economías relevantes han contribuido a mejorar la percepción de riesgo. Un ejemplo es el acuerdo anunciado con Europa: Estados Unidos impondrá una tasa de solo 15 % a la mayoría de las importaciones, muy por debajo del 30 % inicialmente considerado. Europa, por su parte, eliminará aranceles sobre productos industriales importados, incluidos autos y medicamentos genéricos. Aunque estos pactos aún no son definitivos, la reducción de tensiones ya ha favorecido los flujos hacia activos denominados en dólares e impulsado su revalorización.
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Este impulso se ha reflejado también en el tipo de cambio local. El dólar, que en algún momento cotizó por debajo de S/. 3.52, ha repuntado y se sitúa actualmente cerca de S/. 3.60. Si bien el sol peruano sigue destacando como una de las monedas emergentes más estables del año, no es ajeno al entorno internacional. El reciente repunte del dólar contra el sol responde, en parte, al mismo ajuste de expectativas externas.
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Lo interesante es que este giro se da en contra del consenso de inicios de año, que asumía un dólar débil como escenario base. Hoy, el mercado se enfrenta a una realidad distinta: un dólar como moneda de referencia que resiste, recupera terreno y desordena las estrategias predefinidas. No es menor que este movimiento ocurra en medio de un contexto en el que muchos factores aún empujan hacia la baja esta moneda: Riesgos fiscales en Estados Unidos y un entorno político incierto. El dólar, sin embargo, ha decidido nadar en sentido contrario durante julio, desafiando los pronósticos y recordando que los ciclos no se dan por decreto.
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La incógnita ahora es si este ajuste es únicamente transitorio o si estamos ante un rebote más estructural. Con la reunión de Jackson Hole en el horizonte y nuevas cifras de inflación próximas a publicarse, el mercado contará pronto con más elementos para discernir si esto ha sido solo una pausa en la corrección de largo plazo, o el inicio de una nueva etapa para el dólar.