
Escribe: Luis Mendiola, profesor de Finanzas de ESAN Graduate School of Business
El tipo de cambio en Perú inició la segunda semana de noviembre con una tranquilidad poco vista para estas fechas. Entre S/3.36 y S/3.38 se mantiene el mercado ordenado, en tanto que el dólar mundial pierde fuerza, la que tuvo a fines del mes anterior, y vuelve a niveles cercanos a 99 puntos en su índice (DXY). No es un signo de debilidad estructural, sino de que la presión compradora se agotó. El sol capta ese movimiento con moderada apreciación y con la constante intervención del Banco Central para que no caiga tan rápido.
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El frente político estadounidense sigue siendo una parte importante del ruido de fondo. La incertidumbre sobre el cierre del gobierno en la primera parte del mes disparó la demanda por coberturas de corto plazo y elevó la volatilidad implícita del dólar. Ese comportamiento muestra un mercado que todavía no confía en la estabilidad fiscal y prefiere pagar por cobertura antes que arriesgarse a movimientos bruscos. A ello se añadió la caída del yen a mínimos de meses, que automáticamente empujó al dólar al alza frente a otras divisas sin que hubiera datos económicos que justificaran un movimiento real. Fue un repunte por comparación, más que por fortaleza propia.

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El oro le dio otro elemento estructural al análisis. En la segunda semana del mes se disparó y rozó los 4,000 dólares la onza. Este movimiento se produjo después de que el dólar se debilitara y el mercado ya da por descontado que la Fed recortará su tasa a finales de año. Esa expectativa se basa en el deterioro del empleo privado y en una inflación que dejó de sorprender al alza. Para los inversores significa menos margen para un mayor endurecimiento monetario y más atractivo relativo de los activos refugio, y la reapertura del debate sobre la independencia del banco central refuerza ese sesgo.
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En la segunda semana de noviembre, el mercado interbancario cerró en torno a S/3.37, con precios oficiales de S/3.35 y S/3.36, y un mercado paralelo que repitió esos precios sin sobresaltos. La falta de tensiones corporativas y domésticas multiplicó el impacto de las medidas del BCRP, que en ese lapso adquirió más de US$ 70 millones, que se suman a compras anteriores por más de US$ 25 millones, con el objetivo de atenuar una apreciación brusca del tipo de cambio. “El objetivo es tener un mercado ordenado, reconstruir reservas y prevenir que un dólar débil a nivel global cause una sobre apreciación a nivel local”.
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El frente externo de la economía real también aporta. Las exportaciones hilan meses de crecimiento y siguen sumando divisas. Si bien el dato sectorial no se publicó esta semana, la tendencia es similar a la del comercio exterior reciente. Ese respaldo disminuye la volatilidad y refuerza al sol en un mundo en el que las monedas emergentes son más vulnerables ante un deterioro del apetito por riesgo.
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En este contexto, los escenarios para lo que queda de noviembre y diciembre podría ser.
Escenario base: Estabilidad con fluctuaciones moderadas. Si el frente fiscal en EE. UU. se disciplina y la inflación de noviembre no depara sorpresas, el dólar mundial debería oscilar entre 99 y 101. En ese mercado el sol se negociaría entre S/3.35 y S/3.40. El BCRP volvería a aprovechar los momentos de baja para hacerse con dólares y evitar apreciaciones bruscas. Este es el que mejor se ajusta a los datos hasta la segunda semana del mes.
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Caso optimista: más sol. Si los próximos datos de empleo confirman la reciente debilidad y el mercado refuerza la posibilidad de una bajada de tipos a final de año, el dólar podría romper el soporte de 99 y dirigirse a niveles inferiores. Para el Perú, ello implicaría un tipo de cambio entre S/3,32 y S/3,34, ante flujos exportadores y menor demanda por activos refugio. En ese caso, el BCRP saldría a intervenir con mayor agresividad para impedir que el sol se fortalezca demasiado rápido.
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Escenario adverso: el dólar vuelve a subir. Si la decisión política en Estados Unidos se alarga, si el yen vuelve a debilitarse o si la inflación sorprende en las próximas semanas, el índice del dólar podría volver a la parte alta del rango y dirigirse a 101-102. Para el Perú esto representaría un tipo de cambio entre S/3.40 y S/3.45. Aunque controlable, sería un cambio frente a la estabilidad reciente y se haría sentir en días de menor liquidez.
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El dólar global perdió velocidad, pero no la incertidumbre. El sol avanza con fundamentos sólidos y con una autoridad monetaria que administra la estabilidad con prudencia. Para lo que resta del año, el panorama apunta a un tipo de cambio en rango, expuesto a un entorno internacional cambiante, pero respaldado por un mercado local que mantiene equilibrio y una política monetaria que opera con precisión.







