
Escribe: Bernardo Rubinstein, socio de McKinsey & Company Perú
La economía global atraviesa un entorno frágil, marcado por tensiones comerciales, inestabilidad geopolítica y disrupciones en las cadenas de suministro. Perú enfrenta retos similares: la inversión privada y el crédito al sector privado llevan tres años estancados, y el crecimiento económico sigue por debajo de los niveles prepandemia (4.5% de crecimiento anual entre 2010-2019, vs 1.9% entre 2022-2024), en un contexto de creciente volatilidad internacional.
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Sin embargo, en toda situación hay una oportunidad. Una nueva ola de transformaciones empresariales está redefiniendo la forma de competir. Según estudios de McKinsey, las compañías que apuestan por transformaciones audaces están generando, en promedio, 2.7 veces más valor del que proyectaban sus líderes. Empresas en América Latina –y en Perú– que han asumido el reto están viendo resultados similares.
Los 4 pasos para capturar valor
Tras analizar más de 800 procesos de transformación y entrevistar a más de 1,200 líderes globales, se identificaron cuatro factores que explican por qué algunas empresas logran capturar más valor que otras.
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1. Pensar en grande. Las transformaciones exitosas nacen de una ambición clara. Apuntar a pequeños avances limita resultados. En Perú, donde más del 80% de las empresas son familiares y pymes, pensar en grande requiere también el compromiso explícito de fundadores y dueños. Definir quién debe marcar la ambición y cómo escalarla al resto de la organización es clave.
2. No hay balas de plata. Más de la mitad del valor de una transformación proviene de iniciativas orientadas al crecimiento y a los ingresos. Sin embargo, la tentación de enfocarse únicamente en recortes es grande y, por sí sola, rara vez genera resultados sostenibles. Las transformaciones más exitosas demuestran que capturar el potencial pleno requiere ir más allá de las cinco a 10 grandes iniciativas: hasta el 55% del valor total proviene de una combinación de iniciativas medianas y pequeñas.
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3. Movilizar a toda la organización. Dado el punto anterior, el liderazgo debe aceptar que la mitad del impacto vendrá de iniciativas fuera de su control directo. Por ello, alinear, inspirar y activar a toda la organización es clave. Las empresas con culturas saludables –basadas en propósitos, valores compartidos y coherencia en la ejecución– logran tres veces más retorno para los accionistas. En América Latina, factores como el reconocimiento personal, el sentido de pertenencia o la conexión con los líderes pesan más que en otras geografías. En Perú, donde el liderazgo puede ser más jerárquico, trabajar la cultura desde el primer día es indispensable para construir organizaciones más resilientes y con mayor tracción.
4. Moverse rápidamente. Las transformaciones más exitosas capturan el 75% de su valor en el primer año, y cerca del 30% de las iniciativas se adaptan o sustituyen durante el proceso. En Latinoamérica, donde la implementación suele ser más lenta que en países desarrollados (quizás por la importancia de la parte cultural), es fundamental acelerar la ejecución y renovar rápidamente las iniciativas cuando sea necesario. Las empresas que ejecutan rápido y con agilidad, ajustando su plan en tiempo real, tienen más probabilidades de lograr resultados sostenibles.
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Tres apuestas que marcan la diferencia
Sólo el 5% de las empresas a nivel global adopta un enfoque integral: reinventan su core business, desarrollan nuevos negocios o reformulan su modelo operativo. Este grupo captura hasta 4.5 veces más valor que el resto. En Perú ya hay señales claras. Algunas agroexportadoras están verticalizando su cadena de valor, otros grupos empresariales incursionan en fintech o servicios digitales, y muchas compañías están rediseñando sus modelos operativos para ganar velocidad. La transformación ambiciosa también es posible a nivel local.
La coyuntura es desafiante, pero representa una oportunidad. Las empresas que se transformen con ambición, velocidad y claridad estratégica no sólo obtendrán mejores resultados; se diferenciarán, marcarán el ritmo y construirán el liderazgo del futuro.